l mundo del fútbol está plagado de ‘Cenicientas’ que han protagonizado grandes gestas: Grecia conquistó la Euro 2004 y el Leicester asombró al mundo levantando la Premier League 2015-16. La hazaña de Siria merece capítulo aparte. El empate de las ‘Águilas’ ante Irán (2-2), logrado en el minuto 93 -unido al empate de Corea en Uzbekistán-, posibilitó el más difícil todavía. Siria, inmersa en una guerra civil que ha derivado en la mayor crisis migratoria y humanitaria que ha conocido Europa desde la II Guerra Mundial, consiguió clasificarse para jugar un ‘playoff’ a ida y vuelta contra la tercera del Grupo B. El ganador va a una repesca contra el cuarto de Concacaf.

La selección 80 del mundo según el ránking FIFA -nueve combinados asiáticos cuentan con mejor coeficiente- peleará en la repesca por su sueño mundialista en el peor escenario posible. El fútbol se ha convertido en el único motivo de alegría de un país sacudido por una guerra que dura ya más de seis años y que se ha cobrado más de 100.000 muertos y 5.000.000 de desplazados. Haber llegado a la tercera ronda de clasificación ya era un éxito para una selección que no había pasado de primera ronda en sus cinco participaciones en la Copa de Asia (1980, 1984, 1988, 1996 y 2011). Jugar la repesca contra el cuarto clasificado de la CONCACAF también sería una gesta única para una selección que sólo presume de un título en su palmarés: la Copa de Asia Occidental ganada en 2012.

El país más azotado por la desgracia del planeta tendrá la oportunidad de sacar un billete para el Mundial. Su fútbol también ha tenido que superar numerosos obstáculos. La selección que dirige Ayman Hakeem, sin ir más lejos, vive en un exilio permanente. Desde que se midiera al Irak (0-1) el 22 de diciembre de 2010, las ‘Águilas’ han disputado 56 partidos en un exilio de 2.449 días que les ha llevado a Omán, Turquía, Jordania, Emiratos Árabes, Irán… Demasiado tiempo fuera de Damasco. Eso no les ha impedido completar una clasificación, entre segunda -llegaron a liderar el grupo por delante de Japón- y tercera fase, sencillamente espectacular: nueve victorias, cuatro empates y cinco derrotas con un balance de 34 goles a favor y 19 en contra.

Mucho mérito le corresponde a Fajr Ibrahim, seleccionador hasta mayo de 2016. No busquen nombres conocidos entre los convocados. Ninguno de los citados por Ayman Hakeem juega en una gran Liga, ni siquiera en Europa. Seis futbolistas continúan jugando en la Liga local. El resto está repartido entre África -Al Shbli y Ajan juegan en Zamalek- y Asia: un convocado juegan en Maldivas, otro en China, dos en Omán, dos en Qatar, dos en Kuwait, uno en Jordania, dos en Irak y dos en Arabia Saudí.

Ahora bien, ni las guerras ni las bombas han impedido que rodara el balón en la Premier League siria. Al-Jaish ha ganado las tres últimas ediciones. Por su parte, Al-Wahda, campeón de Copa, está inmerso en la final de la ‘Conferencia Oeste’ de la AFC, la ‘Europa League de Asia’. Ni epidemias, ni terrorismo, ni guerras, ni catástrofes naturales… Nada puede detener el balón… ni a Siria. Al menos, por ahora.