Después de una gran participación en el mundial del 2006, Ecuador comenzó a llamar la atención poderosamente de los equipos europeos. Muchos entrenadores, scouts y dirigentes de equipos comenzaron a fijarse bastante en el biotipo del ecuatoriano, su manera de jugar, su rapidez y su vértigo para jugar.
Eso fue generando una ‘bolita’ que comenzó con Edison Méndez siendo figura en el PSV de Holanda y 10 años más tarde, con Antonio Valencia concretándose en el primer ecuatoriano en ganar un torneo continental en Europa. Si así llueve que no escampe.
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