«Si no fuese futbolista hubiese sido un asesino», lanzó Felipe Melo (33) en una entrevista concedida en abril de 2015 a Sky Sports, en la que recordó sus orígenes en una favela de Río de Janeiro donde perdió a muchos de sus amigos o conocidos a manos de criminales y narcotraficantes.

Acaso por esa formación marcada por la necesidad de sobrevivir el volante suele verse envuelto en polémicas escenas antideportivas, como ocurrió ayer en el escandaloso final del partido entre Peñarol y Palmeiras por Copa Libertadores, gresca en la que sobresalió el golpe de puño que el jugador le propinó a Matías Mier, jugador del cuadro uruguayo.

Pero no ha sido este el único problema que ha tenido el provocador jugador surgido en Flamengo que acumula 14 expulsiones a lo largo de su carrera. Una de estas fue la que recibió en diciembre de 2015 cuando jugaba para el Inter de Italia y le dio una brutal patada a Lucas Biglia, jugador argentino de la Lazio.

Entonces recibió tres partidos de suspensión y fue acusado por Roberto Mancini de actuar «de manera estúpida» y de arruinarle las Navidades (ndr: el partido se había jugado el 20 de diciembre).

Antes, sin embargo, había sido noticia por su pelea con un compañero en pleno partido de la final de la Copa de Turquía que Galatasaray, el equipo para el que jugaba, le ganó al Bursaspor.

A los 30 minutos del primer tiempo de ese partido disputado en junio de 2015, cuando Galatasaray estaba en desventaja, discutió con Sabri Sarioglu y hasta pudieron llegar a los golpes.

También generó discordia con la camiseta de Brasil. En noviembre de 2016, durante la previa de un partido que la Canarinha debía jugar con la Selección Argentina, publicó un provocador mensaje en Twitter que decía: «Tuve la oportunidad de ganar más que ellos y sé lo bueno que es el sabor de la victoria en este clásico», texto que acompañó con una imagen en la que se lo ve confrontando con Lionel Messi.

Luego Brasil ganó 3 a 0 aquel partido de Eliminatorias Sudamericanas con un Neymar brillante ante los que los entonces dirigidos por Edgardo Bauza nada pudieron hacer.

En enero pasado, durante su presentación como jugador de Palmeiras, hizo una declaración contundente cuando le preguntaron si estaba preparado para jugar la dura Copa Libertadores y, además, para enfrentar a los férreos jugadores de Peñarol: «No sólo pego patadas, también tengo técnica. Por algo jugué 13 años en Europa. Pero si tengo que dar una paliza, la voy a dar. Si tengo que golpear en la cara a un uruguayo, se llevará una bofetada», expresó.

En febrero pasado, en tanto, su imagen publicada en las redes del impactante corte en una ceja que sufrió tras golpearse con un rival durante el clásico paulista ante Corinthians, dio que hablar en el mundo. Por aquello recibió 13 puntos de sutura.

Más acá en el tiempo, en abril pasado, se recuerdan sus dichos contra el jugador de Peñarol Gastón Rodríguez, quien supuestamente lo había llamado macaco en varias ocasiones del partido de ida que los brasileños jugaron ante los uruguayos en la fase de grupos de la Copa. «Tal vez él tenga un problema personal porque quizá su mujer se acostó con un negro», mencionó.

Entre sus tantos gestos polémicos vale mencionar también el que tuvo contra los hinchas de Santos en el Campeonato de Brasil, luego de que estos le cantaran algo relacionado a su supuesto fracaso en el Scratch. Al finalizar el partido que Palmeiras ganó 2 a 1, se fue rumbo al vestuario efectuando un bailecito ante los simpatizantes rivales y les gritó el gol del triunfo.

Anoche, en tanto, tuvo activa participación en la gresca ocurrida en Uruguay que mancha la imagen del fútbol sudamericano.