El Real Madrid anda indignado tras la suspensión de su encuentro liguero ante el Celta el pasado fin de semana. El club presidido por Florentino Pérez presionó para que el partido se disputase, algo que finalmente no sucedió por motivos de seguridad al volarse parte de la cubierta de Balaídos.

Habiendo tenido que acatar la decisión a regañadientes y con su imagen seriamente deteriorada, ahora los blancos ven con recelo la ‘ayudita’ que ha recibido el Nápoles, rival del Madrid en la Champions, antes de visitar el Santiago Bernabéu el próximo miércoles.

Y es que el cuadro napolitano llegará al coliseo blanco con un día más de descanso dado que la Serie A ha decidido adelantarle su encuentro ante el Genoa al viernes (20.45 h.). El Madrid, por su parte, tendrá que disputar su partido ante el Osasuna 24 horas después en el Sadar, algo que enciende los ánimos de los blancos, ya de por sí caldeados.