Fidel Castro, líder de la revolución cubana y aguerrido delantero. El fallecido dirigente tuvo un desconocido paso como futbolista, cuando estudiaba en el colegio de Belén, centro jesuita de enseñanza de La Habana.
Las ironías de la vida ubicaron al Comandante en la posición de interior derecho. Era la década del cuarenta y el sistema imperante en el fútbol era el 1-2-3-5, con dos wines (punteros), dos interiores y un centrodelantero en ofensiva.
El sacerdote catalán Pedro Pablo Ferré Elías fue el que dirigió a Castro en Belén, pero el propio Fidel contó que su amor por el fútbol comenzó mucho antes. "Era delantero, corría bastante. Fue en quinto grado cuando empecé‚ en el colegio Dolores, en Santiago de Cuba, en un patio de cemento, y el balón no era como los de ahora".
Armando Montes de Oca Arce, compañero de Castro en Belén, tiene una descripción similar del juego de Fidel. "Era un futbolista de calidad regular. Pero era corpulento, musculoso, un jugador muy fuerte y, sobre todo, muy bravo. Ocasionalmente jugaba. No era un jugador titular en el equipo, pero le gustaba el fútbol”.
Un partido es recordado especialmente por Montes de Oca. En 1942, Belén goleó 4-0 a la Casa de Beneficencia y Maternidad. Fue un encuentro jugado en cancha de tierra, donde tomaron una de las pocas fotografías de Fidel futbolista. "No recuerdo si marcó un gol ese día, pero sí cómo formó la delantera: Piélago, Fidel, Diego, Ignacio y Pasín", cierra el ex compañero de Castro.
Aunque era conocido su fanatismo por el béisbol, deporte favorito de Cuba, Fidel mantuvo su cariño por el fútbol y fue gran amigo de Diego Armando Maradona. "El fútbol me ayudó a tener voluntad, a ejercer mi capacidad de resistencia física, me produjo placer, satisfacción, espíritu de lucha y competencia", confesó en una entrevista el líder de la revolución cubana.