En la mayoría de los casos, el fútbol nos regala cosas hermosas pero en otros ocasiones, como en cualquier ámbito de la vida, hay hechos que son lamentables. Lo que pasó en el Ascenso de Chile es un claro ejemplo. La violencia con la que reaccionó un jugador contra un rival es motivo para que se lo castigue y no juegue nunca más.
El episodio fue en un partido de tercera división entre General Velásquez y Estación Central, donde un arquero le pegó una patada en la cabeza a un rival, que terminó internado y con fractura de cráneo.
El protagonista del hecho fue el arquero Felipe Abarca, que impotente por una acción del juego, reaccionó de manera brutal contra el delantero Diego Díaz y casi lo mata. Por esto, el guardameta fue detenido, aunque horas más tarde lo liberaron.
Ahora la Asociación de Fútbol de Chile está evaluando las sanciones al agresor y se espera que sean muy duras.