El peor partido de Ecuador al mando de Gustavo Quinteros en las Eliminatorias. Fue un master en vergüenza. Brasil dio una pequeña lección de cómo parar un equipo mientras se realiza una renovación. Tite mescló experiencia con juventud en el Atahualpa y se impuso de principio a fin llevándose una goleada de 0-3.

El dato negativo para la Tricolor,que perdió un invicto de 33 años con Brasil a domicilio, queda solo para los libros de historia. Acá la situación tiene otro fondo que claramente debe de ser identificado por sus protagonistas y corregido de inmediato.

La inclusión de Carlos Gruezo como titular, no encontrar un buen reemplazo para Antonio Valencia, errar en los cambios, fueron algunos de los pecados que cometió Quinteros contra el seleccionado verdeamarelo.

Esta situación de la Tricolor es bastante desconcertante. La algarabía por estar líderes e invictos en las eliminatorias durante las cuatro primeras fechas fue un simple ilusionismo de días. Hoy el panorama nos muestra que somos cuartos y que debemos mejorar si de posibilidades mundialistas concretas se trata.

Ecuador no solo perdió un invicto de 11 partidos como local, más bien la alarma se enciende porque apenas sumó una unidad en sus últimos tres compromisos. Esos cimbronazos serán maquillados siempre y cuando el martes, en Lima, obtengan una victoria.

La angustia por las decisiones del entrenador, los altibajos en los rendimientos, las sospechas agazapadas, el desencanto, las críticas feroces, serán disipadas si Ecuador consigue su tercera victoria por eliminatorias en la capital peruana la cual lo metería nuevamente en sitiales estelares.

Si bien es cierto el 6 de septiembre los tricolores enfrentarán a un rival que apenas ganó un partido en este camino rumbo a Rusia 2018, Ecuador deberá erradicar su exceso de confianza para no llevarse una sorpresa como en el partido de la Copa América del Centenario.

Este encuentro ante el equipo de Ricardo Gareca deberá endurecerles la piel a todos. Tienen que saber que viven en peligro cuando juegan por su país, y desde ese sentimiento de supervivencia inaugurar otra ilusión. Para ellos la descolorida derrota con Brasil debe encerrar un mensaje tan valioso como los puntos: no estar dispuestos a rendirse aún.

Varios históricos se deben poner a disposición de un equipo nuevo, sin demasiadas intrigas en el camerino. El trabajo de Quinteros y de su cuerpo técnico deberá verse reflejado dentro y fuera del campo, con decisiones fuertes, tanto en el juego como en la conducción del plantel.

Por: Vito Muñoz