Cuando más complejo pintaba el panorama para una Argentina que jugaba con diez por la expulsión de su capitán al filo del primer tiempo, Ángel Correa apareció con un gol para dar esperanza y Jonathan Calleri acabó la que tenía Argelia, que hoy cayó por 2-1 pero se fue ovacionada en Río 2016.
Irónico que una selección que sufrió hoy su segunda derrota en igual número de salidas haya despertado tantas simpatías. Y fue no solo por su juego osado como el que se practica en los potreros, generoso en ataque y por momentos pirotécnico, sino por hacer ver por momentos tan mal a un equipo argentino que aún no convence.
El triunfo de la Albiceleste en un partido eléctrico le da sus primeros tres puntos en el grupo D, que domina con seis una rocosa Portugal, y le obliga a jugarse la vida en pos de la clasificación a cuartos de final este miércoles, frente a una Honduras que también tiene tres pero se ha ganado adhesiones por su juego vertical.
Argelia se fue al vestuario con la amargura de haber desperdiciado tres oportunidades claras de gol en el primer tiempo y de vuelta, apenas a los 47 minutos, Argentina se encontró con un tanto de que parecía el suficiente para sacar de la deriva al equipo de Julio Olarticoechea.
Ni la afición mayoritariamente brasileña que ocupó los graderíos del estadio Engenhao y que adoptó a Argelia se resignó con el resultado.
Empujados desde la tribuna, los Zorros del Desierto se sintieron en casa, jugaron sin complejos, con mucha ambición y hasta por momentos se dieron ciertos lujos muy propios de los habilidosos jugadores sudamericanos.
Hasta el primer tiempo solo Mauricio Martínez apareció para gestar la única jugada seria de peligro de los argentinos, a los 25 minutos.
Por contra Abdelraouf Benguit, Haris Belkebla y Rachid Ait-Atmane estuvieron a punto de causar un cisma futbolístico de no haber sido por el desfase de centímetros que tuvieron en cada remate.
Si las cosas no iban bien para los argentinos, empeoraron en el tercer minuto de adición cuando el capitán Víctor Cuesta vio la segunda cartulina amarilla.
Era imposible controlar la velocidad del tanque Baghdad Bounedjah.
En el segundo tiempo y tras el gol de Correa, tan criticado desde el debut por su individualismo, Argentina pareció relajarse y la formación africana, sin pausa, se volcó sobre la portería de Gerónimo Rulli, tan activo hoy como en el partido contra Portugal.
Sofiane Bendebka aprovechó un despiste en las marcas y tocó suave ante la desesperada salida del portero. Fiesta en el Engenhao.
El desgaste físico comenzó a hacer estragos en las filas de ambos equipos.
Jonathan Calleri pudo terminar como un villano al perderse, solo frente a un vencido Farid Chaal, a los 69 minutos, la oportunidad de anotar. Pero la redención le llegó un minuto después en otro contragolpe.
Argelia echó sus restos sin importar la sentencia adversa que le daba el resultado o que el miércoles deberá citarse con Portugal.
Argentina aguantó, como para evitar la zozobra. Y el fútbol en los Juegos Olímpicos ganó con uno de sus más emocionantes partidos.
Así alinearon:
Argentina: Rulli; Gómez, Gianetti, Cuesta, Soto; Ascacibar, Martínez, Pavón, Lo Celso, Correa y Calleri.
Argelia: Chaâl; Benguit, Demmou, Abdellaoui, Ferhani; Aït-Atmane, Bendebka, Belkebla; Bounedjah, Haddouche y Benkablia.