Es muy difícil decir que Messi es un problema para el Barça. Pero este verano su ficha se va a poner por las nubes. Como explicó el diario ARA en su día, el próximo 1 de julio, el argentino pasará de ganar $22,8 millones netos al año a 39,4; un aumento de 16,6 millones, lo que equivale a un 72% de ascenso. El aumento de los emolumentos del argentino no es una mejora actual, sino una herencia de la ampliación de contrato que firmó el 19 de mayo de 2014 después de casi un año de unas negociaciones que había iniciado el anterior presidente, Sandro Rosell, con Jorge Messi, padre del futbolista.

El genio de Rosario no ha visto mejorado su sueldo en los últimos dos años por lo que más que un aumento, el entorno del argentino habla de reajuste de la ficha. La mejora en el contrato de Messi, que sólo no se ejecutaría en caso de más que improbable venta (y por la que el argentino debería ser indemnizado con casi 20 millones), se une a la ampliación de contrato pendiente de Neymar, que ha pedido cinco veces lo que está ganando. De fondo, dos problemas. Uno, externo: el fair play financiero. Otro, interno. De los estatutos: el ratio entre la deuda y el EBITDA (ingresos obtenidos antes de impuestos y amortizaciones).