El presidente de Bolivia fue diagnosticado con la pesadilla de todo futbolista: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla.

Fue operado la anterior semana y desde este lunes inicia un largo proceso de rehabilitación que lo obligará a usar muletas durante cuatro semanas y a someterse a un largo período de fisioterapia de más de ocho meses.

Pero esto no es lo peor para Morales. Según el diagnóstico de los médicos bolivianos que lo atendieron, no podrá jugar fútbol por lo menos en un año.

«Por ahora estoy concentrado en recuperarme rápidamente. Pronto estaremos jugando, eso es verdad, para mí el deporte sigue siendo la mejor diversión», dijo un optimista Morales el domingo, minutos antes de abandonar la clínica privada en la que fue atendido.