Jaime Ayoví, compatriota que milita en el Godoy Cruz de Argentina, fue la figura del último partido de su club en la competición. DIARIO UNO dedicó una nota a ‘La Yoya’, alegando que es un elemento «esencial» en la institución y destacando el gran momento que vive en el ‘Tomba’.
Aquí la nota completa:
Con Ayoví para el cuadrito: el ecuatoriano es esencial en Godoy Cruz
Contra Arsenal convirtió un gol y le hizo el pase del segundo a Zuqui. El delantero mostró su simpatía y no eludió ninguna cámara.
El hombre subió los escalones en la salida de los vestuarios y después de atender a los periodistas fue en línea directa hacia los simpatizantes. Muchos querían dejar plasmado en sus teléfonos y camaritas digitales la imagen del delantero de Godoy Cruz con sus rostros.
Había logrado un gol hermoso eludiendo a dos rivales, amagando de aquí para allá y desubicándolos. El remate final fue a un costado, que no alcanzó el arquero de Arsenal de Sarandí. Y para engrosar su valoración personal metió un contragolpe sobre el final del partido. Esperó la llegada de Fernando Zuqui y le hizo una invitación al gol.
Así, Jaime Ayoví retrataba el momento perfecto que goza el Tomba. Está puntero junto con San Lorenzo, lleva el envión de dos victorias seguidas y el plantel está compenetrado en lograr el objetivo de salir primero y ganar la final. A los 28 años (nació el 21 de febrero de 1988), el moreno oriundo de Ecuador jugó 12 partidos de las eliminatorias para su seleccionado y estuvo en el plantel del Mundial de Brasil 2014.
No se resiste al pedido de los simpatizantes e incluso de este cronista. Muestra sus dientes blancos que se ven cuando abre la boca con sus labios gruesos para sonreír. Está feliz por su juego y por la posición del equipo. Desde su tierra natal recibe el afecto en forma de correo electrónico o por cualquier red social.
Mira la montaña y el paisaje es muy distinto a su zona de origen. A su pueblo le pusieron Esmeraldas por la gran cantidad de piedras preciosas verdes que se hallaban en esas tierras. También dicen que es la «provincia verde» por la abundante vegetación que tiene el lugar.
Aprendió a jugar al fútbol sobre el suelo de Esmeraldas y pisando la arena de la playa que da al océano Pacífico. También Esmeraldas era conocida como «tierra de los yumbos», a quienes se consideraba como indios salvajes y peligrosos. Pero desde 1526 los españoles que bajaban de los barcos de encargaron de saquear y llevarse las piedras. Jaime sabe que ninguno de sus antecesores pudo manotear una piedrita. Y su árbol genealógico le mostraría que podría descender de alguno de esos esclavos, traídos de África, que se escaparon de los barcos y llegaron a nado a las costas. En su provincia la mayoría de la población es de raza negra y no indígena, como otros ecuatorianos.
Y se anima a bromear con el color de su piel y dice : «No, no… con el Morro no comparto la habitación, cómo te imaginás, dos negros en una habitación, no puede ser. Sólo en la cancha nos encontramos con el Morro, en los entrenamientos… Fuera de eso, no nos vemos más, gracias a Dios», y larga la carcajada.
Y deja lugar para soñar para imaginar lo que sucederá en las próximas semanas: «Vamos a hacer nuestro trabajo, más allá de si el que está con nosotros peleando arriba gane o no. Vamos a jugar los partidos que quedan como si fueran finales. Los jugaremos a muerte. Ya no pensamos en segundos lugares, pensamos sólo en el primero. Ese es el objetivo de todo el equipo».
También se río de las cábalas del director técnico Sebastián Méndez cuando un periodista televisivo se lo recordó. «Sí, primero salió con una campera y después se la sacó. Parece que da resultado, pero la única cábala es Dios. Bueno, si él la hace está bien, pero con este frío está loco. Además, en la banca el frío es el triple porque está quieto, nosotros estamos calientes moviéndonos en el campo. Que la siga haciendo y sigamos ganando».
Sufrió unas semanas atrás por el terremoto que le pegó duro a Esmeraldas, muy cercana al epicentro. Mostró la bandera de Ecuador, les dedicó el triunfo ante los sanjuaninos y difundió por los medios la forma de realizar ayuda a sus compatriotas. Un moreno auténtico, que no se esconde para las fotos ni para recibir el balón. Es la esmeralda que tiene el Tomba, la piedra preciosa que puede abrir las puertas del triunfo final.
Nota de: Víctor Loor Bonilla