En algo sin precedentes, la FIFA ha reconocido que hubo compra de votos en las elecciones de las sedes para los Mundiales de Fútbol de 1998 y 2010 además de reclamar el dinero de varios de sus ex funcionarios recibieron por los sobornos.

Según información y documentos que tuvo acceso la agencia AP (Associated Press) la FIFA mandó un documento a la Fiscalía de Estados Unidos para reclamar la devolución de gran parte de los 190 millones de dólares ya abonados por responsables del mundo del fútbol y del marketing que se declararon culpables en un vasto caso de corrupción.

La entidad se califica como víctima de la actuación de varias personas corruptas haciendo de los sobornos un modus operandi en los mandatos de Joao Havelange y Joseph Blatter quienes dominaban la FIFA desde 1974.

«Los acusados condenados abusaron de las posiciones de confianza que tenían en la FIFA y en otras organizaciones internacionales de futbol y provocaron serios y duraderos daños a la FIFA. El dinero que se embolsaron pertenecía al fútbol mundial y tenía como objetivo el desarrollo y promoción del deporte. La FIFA, como el órgano rector, quiere recuperar el dinero y está decidida a hacerlo sin importar lo que tarde», dijo Gianni Infantino, presidente del organismo a la agencia.

En documentos a los que tuvo acceso The Associated Press, la FIFA reclama:

— 28.2 millones de dólares por años de salarios, incluyendo primas, vuelos y dietas, a funcionarios a los que ahora califica de corruptos (incluidos CONCACAF Y CONMEBOL). Por ejemplo, quieren 5.3 millones de Chuck Blazer, 4.4 millones de Jack Warner, 3.5 de Ricardo Texeira de Brasil, 2 millones a Jeffrey Webb, entre otros.

— 10 millones de dólares por el ‘robo’ de dinero que los funcionarios pagaron en calidad de sobornos a otros que entonces formaban parte del Comité que eligió a Sudáfrica como sede del Mundial de 2010. Además de que señalan que Warner recibió un millón por parte de la candidatura de Marruecos para el Mundial de 1998.

— Una indemnización por daños a su reputación, además de otros sobornos y comisiones extraoficiales en contratos de derechos de emisión para competiciones no gestionadas por el organismo, pero que «fueron posibles por el valor de la marca FIFA».