En el mercado de fichajes de la NBA, los de San Antonio han sabido hacer muy bien los deberes. La primera prioridad de los Spurs era cerrar una renovación por varios años de Kawhi Leonard y luego, que Tim Duncan pudiese seguir; en el mercado de agentes libres, lo supieron hacer muy bien, sin hacer mucho ruido lograron convencer a LaMarcus Aldridge para que fichase por ellos y así tener a un jugador con mucho futuro a las órdenes de Gregg Popovich para tener un gran juego interior. El buen ojo a la hora de contratar más la continuidad que ha disfrutado el adiestrador nacido en East Chicago han sido claves para obtener 5 títulos en la gran carpa del baloncesto.

La actual cultura resultadista del futbol del siglo XXI hace que el perder partidos se convierta en la guillotina de los técnicos, mundo cruel pero real. Debo confesar que muy pocas veces he visto que un entrenador “fracase” en una final y salga más fortalecido que si la hubiera ganado y es que el Sevilla de Unai Emery estuvo muy cerca de dar el batacazo al equipo de moda: el todopoderoso Barcelona. La exhibición física, técnica, táctica y mental del conjunto nervionense el pasado Martes en Tbilisi es un claro mensaje tanto para los equipos de la liga española, que está ya a la vuelta de la esquina, como para sus rivales de Champions y demuestra que los títulos de las dos últimas ediciones de Europa League, no fueron un golpe de suerte en una noche de casino.

El desempeño de los hombres sevillistas en las dos últimas ediciones continentales, con sendos títulos, ya eran un aval importante para no subestimarlos, pero ser capaces de poner contra las cuerdas al mismísimo Barça de Messi después de ir perdiendo 4-1 es la ratificación definitiva de la competitividad de esta plantilla. Después de tres temporadas en el banquillo, Unai Emery ha sabido moldear sobre el campo una nómina cambiante que mantiene el listón muy alto para quienes vienen trabajando con él; esta semana hubo un reto adicional, tuvo que improvisar ante la ausencia de Carriço, moviendo a Krychowiak como defensa central y dejo la medular en manos de Krohn-Dehli y Banega, un jugador que se ha vuelto fundamental dentro del esquema andaluz, demostrando que las decisiones de su entrenador marcan diferencia.

Independiente de los resultados, soy un convencido que en Europa existen dos cerebros aventajados con sus puestas en escena y que cambian el rumbo de los encuentros con sus decisiones: Pep Guardiola y Jose Mourinho. Un escalón abajo, la baraja trae varios ilustres pero sin duda Unai Emery es el primero de ese listado que habita la planta baja del pent-house. Es un técnico que pierde jugadores cada verano y logra seguir compitiendo al máximo nivel tras adaptar sus nuevas fichas a la filosofía de su juego, dando un salto de calidad al rendimiento de su colectivo y haciendo que sus hombres cada día sean mejores, rindiendo de forma constante.

Tanto Popovich como Emery han sido claves en el crecimiento de los equipos que comandan y van por más. Ahora el jugador que más preocupa a Unai es uno que ya no está, el nombre de Carlos Bacca aún pesa mucho y suena complicado reemplazar a un delantero de 49 goles en 109 partidos tras dos temporadas, además de la perfecta integración que tenía al juego colectivo del onceno. El timonel rojiblanco sabe que para jugar de tú a tú contra los teóricos grandes, debe perder complejos y jugar sin miedo, debe probar que el proyecto sevillista que rozó la hazaña en Georgia, está ya lo suficientemente maduro y que la criatura, se puso los pantalones largos.