Sinisa Mihajlovic se convirtió el martes en el cuarto entrenador del Milan en 18 meses, después de que Filippo Inzaghi fue despedido tras otra decepcionante temporada de los siete veces campeones de la Champions League.

El ex delantero Inzaghi, de 41 años, estuvo una temporada en el cargo, logrando una modesta décima posición y no pudiendo clasificar para competiciones europeas por segunda temporada consecutiva.

El Milan dijo que Mihajlovic firmó un contrato por dos años.

El serbio tomó las riendas de la Sampdoria en noviembre de 2013, cuando estaba penúltima en la Serie A, y llevó al equipo genovés hasta el puesto 12 al final del torneo la pasada temporada y al séptimo lugar en ésta.

Ahora se enfrentará a una dura tarea para devolver al Milan a la senda del triunfo.

El club lleva tiempo sin timón y el esfuerzo de sacarlo de la deriva y devolverlo a la lucha por los títulos demostró ser demasiado para Massimiliano Allegri, Clarence Seedorf e Inzaghi, que pasaron en rápida sucesión por el banquillo «rossonero».

Inzaghi, que pasó 10 años en la escuadra como jugador y ganó dos veces la Liga de Campeones, sufrió durante gran parte de la campaña, en la que el Milan logró su menor número de victorias desde 2001, y su futuro era cuestionado desde hace tiempo.

«AC Milan comunica que Filippo Inzaghi fue liberado de sus responsabilidades como entrenador del primer equipo. El club le agradece su trabajo», informó la escuadra en su sitio web.

En lo que ya es una rutina familiar en los últimos años, la temporada del Milan fue una historia de crisis, resurrecciones en falso, lesiones y fichajes que no lograron encajar.

El español Fernando Torres vino y se fue, marcando un gol en cuatro meses, y los delanteros Alessio Cerci y Mattia Destro apenas anotaron cuatro tantos entre los dos tras llegar en la ventana de transferencias de enero.

Al igual que Allegri, despedido en enero del año pasado, y Seedorf, que le siguió al final de la pasada temporada, Inzaghi cayó víctima de una combinación de altas expectativas irreales y una escuadra sin brillo.