Comencemos por la primera verdad: el clásico del astillero entre Barcelona y Emelec es el enfrentamiento futbolístico por excelencia de nuestro país. No importa cuántos clásicos se hayan jugado, no importa cuál equipo llegue mejor ni tampoco importa si hay algún favorito; la única realidad es que el partido se lo comience a jugar mucho antes de que el árbitro dé el pitido inicial y finaliza mucho después de los 90 minutos reglamentarios.

Dicho esto vayamos a lo que se ha vivido como previa hasta hoy jueves. Limitaremos el tiempo desde la última fecha del campeonato nacional hasta ahora, que aunque parecen pocos días, movimiento y noticias no han faltado.

En resultados Emelec viene de ganarle a El Nacional como local, y Barcelona de perder ante Deportivo Cuenca como visitante. Esto sólo en cuanto a marcadores, pero hay más.

Rendimiento: El cuadro amarillo sin levantar cabeza. Un partido lleno de errores y pocas oportunidades claras de gol. Un Deportivo Cuenca que con velocidad supo aprovechar las falencias defensivas de los toreros. El nivel de los jugadores amarillos no mejoró en este compromiso y tanto titulares como suplentes no pudieron ser superiores que el rival. Sumándole la expulsión de Lamas y la inferioridad numérica. Un equipo caído en lo anímico y sin actitud.

Los azules no son el equipo arrollador que dejó Gustavo Quinteros, pero de a poco van encontrando un mejor nivel con las nuevas ideas de su dt Omar de Felippe. Frente a El Nacional no tuvo un buen arranque, le costó mucho llegar al arco rival y cuando lo hacía no lograba penetrar en el área con la efectividad necesaria. Con el pasar de los minutos se pudo ver un cambio en el planteo técnico y táctico del equipo que lo potencializó en lo ofensivo. Apareció Miller Bolaños para sentenciar el partido y aprovechar los espacios que dejaba el cuadro militar.

La semana:

Un Emelec con dos misiones clarísimas: ganarle a Atlético Nacional la noche de hoy en Manta para generar una diferencia importante frente al partido de vuelta en Medellín por la Copa Libertadores; y llegar en las mejores condiciones posibles para disputar el clásico el domingo, sabiendo que deberán ganar si quieren mantener intactas las posibilidades de terminar primeros en esta etapa.

La semana (que aún no termina) de Barcelona ha sido de todo menos netamente futbolística. Para empezar digo esto porque desde el martes no hay acceso para la prensa a los entrenamientos del primer plantel. Pero retrocedamos un poco donde el show mediático comenzó. Se acaba el partido en Cuenca y los jugadores se reúnen en el camerino, sin la presencia del cuerpo técnico, para hablar de la situación del equipo y tomar una decisión con respecto a la postura que adoptarían a continuación. El lunes tuvieron libre y para el martes llega el “momentazo”, la rueda de prensa de sólo los jugadores y cuyo portavoz sería (como debe de ser) el capitán Oyola.

Respeto como la que más la decisión de estos jugadores de comparecer ante los medios, pero es indudable que hay aspectos que no podemos pasar por alto.

Primero: se demoraron mucho en dar la cara o al menos aparecer, les tomó 16 fechas del torneo, en mi concepto demasiado tiempo.

Segundo: indican que “Israel es el técnico idóneo para Barcelona”, situación que ni ellos mismos la creen. Entonces me pregunto, si Israel es el idóneo como aseguran, entonces los que no son los idóneos son ellos. ¿Qué faltas o errores ha cometido la plantilla?, ¿Han sido irresponsables?, ¿No han trabajado bien?, etc. Dándonos mucho que pensar.

Tercero: ¿qué sentido tiene dar una rueda de prensa en la que explicas o mejor dicho te excusas si no vas a dejar que te hagan preguntas?

La semana mediática no terminó ahí. Como si fuera poco la crisis que ya vive Barcelona, la carrera electoral entró con fuerza. Un ex presidente del club se destapó contra un actual directivo, mostró documentos y pruebas para respaldar sus expresiones. Además aprovechó el espacio para la crítica de rigor y para asegurar que no sería candidato a nada en las próximas elecciones toreras.

A esto le sumamos que otros posibles candidatos ya están usando las redes sociales para poner sus famosas “promesas de campaña”; mientras que otros aprovechan su repercusión mediática para hacer promesas futbolísticas, de esas que el hincha quiere escuchar así sea solo por ilusionarse un ratito.

Y hoy me pregunto: ¿Es esto lo que necesita Barcelona?, y pienso que definitivamente no. Todo esto crea una presión aún mayor de la que siempre existe sobre el primer equipo. Tienes un equipo que juega mal, una plantilla cara pero que no rinde, un técnico que no resulta; y a todo esto le sumas el “show mediático” de las elecciones.

Con todo esto no quiero decir que el clásico ya tenga un ganador. Creo que en un partido de fútbol y mucho más en un clásico cualquier cosa puede pasar y muchas veces son los detalles los que marcan la diferencia.

Lo que intento resaltar es que mientras Emelec maneja una presión positiva, y digo positiva porque sigue en la lucha por ambos torneos. Barcelona se debate en la otra esquina con una presión negativa de crisis futbolística, de ya no pelear en este semestre por ningún objetivo y de sobreexposiciones mediáticas cuyos intereses son particulares y más no colectivos. Un plantel inseguro y asustado.

Es tanto el deseo de ser presidente de Barcelona que eso termina siendo más importante que el fútbol y el equipo, o al menos eso parece en este año de elecciones.

Por: Ab. Sylvia Meneses Echeverría
Máster Internacional en Gestión y Marketing Deportivo
Twitter: @pilumeneses