"No fui jamás y nunca seré un problema para la Roma" proclamó el capitán del club, Francesco Totti, quien salió al paso de los rumores que se han multiplicado en los últimos días en la capital italiana para poner las cosas en su sitio. "Quiero aclarar algo: Nunca pedí cambiar mi contrato. Los dirigentes y yo siempre estuvimos en sintonía y es la pasión la que me liga a estos colores" afirmó el delantero.
"Siempre voy a aplaudir dentro de la cancha, desde el banco de suplentes o en la tribuna a aquellos que defienden esta casaca. Siempre quise lo mejor para este equipo y creo que el respeto es fundamental y nunca debe faltar" escribió Totti en su blog, rechazando cualquier diferencia con los dirigentes del club o con su entrenador, que no contó con él en el partido que la Roma derrotó por 3-0 al Sassuolo.
Acerca del futuro, Totti afirmó que "cualquier decisión deberá esperar hasta junio porque en estas últimas fechas se decidirá nuestra posición en el campeonato y debemos abocarnos a alcanzar nuestro objetivo". En ese aspecto, el capitán admitió que el reto es repetir la segunda plaza del pasado curso "porque queremos clasificarnos directamente a la Champions, que a nivel europeo es el torneo que cuenta. Cada uno de nosotros, en su propio rol, deberá dejar de lado su opinión sobre lo hecho hasta este momento porque ahora es tiempo de estar unidos para lograr ese objetivo, ya sea dirigentes, jugadores o hinchas".
El capitán acabó haciendo un llamamiento "por el bien de la Roma" para llenar las gradas del Estadio Olímpico el domingo, en el partido que enfrentará a su equipo con el Genoa, sexto en la tabla y que se juega entrar en la Europa League de la próxima temporada.
La Roma, tercera a un punto de la Lazio, no puede fallar ante la presión que se adivina con el Nápoles de Benítez, cinco puntos por detrás a cinco jornadas de acabar la Liga y que podría amenazar hasta su presencia en Champions antendiendo a su complicado calendario, puesto que tras recibir al Genoa, aún deberá visitar al Milan en San Siro y a la Lazio en un derbi tan pasional como, quizá, definitivo.