El Seppuku es el suicidio ritual nipón por desentrañamiento, si bien en el idioma japonés se prefiere el término seppuku, este es mejor conocido en el mundo occidental por la palabra harakiri aunque esta se considera vulgar en el lejano oriente. El harakiri era una práctica común entre los samuráis, que consideraban su vida como una entrega al honor de morir gloriosamente, rechazando cualquier tipo de muerte natural. Por eso, antes de ver su vida deshonrada por un delito o falta, recurrían con este acto a darse muerte y en ocasiones hasta oibara, una práctica de seguir al amo en la muerte por medio del harakiri.

Esta semana se realizó la presentación oficial de Keylor Navas como nuevo jugador del Real Madrid, además de la bienvenida al portero tico el evento tuvo algo llamativo, el reiterado grito «¡Fuera Iker!» de los asistentes al Santiago Bernabéu dejando una vez más en evidencia la enorme tensión que se ha generado por los tres palos del onceno blanco y eso que la temporada no ha comenzado oficialmente. El problema se originó cuando el 22 de diciembre de 2012, el entonces entrenador merengue José Mourinho, dejó en el banquillo a Iker Casillas en un partido que ganó 3-2 ante el Málaga; el tema se agudizo con la llegada el siguiente Enero de Diego López.

El tiempo pasó, el técnico portugués hizo maletas rumbo a Londres y aunque Iker se quedó en Valdebebas, el panorama no cambio; Ancelotti mantuvo a López como titular de la Liga española y le dio a Casillas el puesto en la Copa del rey y la Liga de Campeones. Iker alcanzo la final de la Champions y un grosero error suyo casi le da el título a los rojiblancos; en Brasil, se le responsabilizó en buena medida de la derrota inicial 5-1 ante Holanda y tampoco salió muy bien librado de la caída 2-0 ante Chile, partido que liquido el sueño mundialista de una pobre selección española. La falta de ritmo le paso una factura muy costosa en momentos claves de la temporada.

Ahora bien, todo esto no hace sino confirmar que el verdadero culpable de la situación de Casillas no es Mourinho, no es Ancelotti, no es Diego Lopez ni Florentino, el único responsable es el propio Iker que de un tiempo para acá ha entrado en una espiral negativa de la que solo él y únicamente el, podrá salir. Para algunos futbolistas la vida es un limón que va de tumbo en tumbo entregándoles lecciones y para otros es un panal de miel cómodo que les mantiene en constante romance con la afición, alzando trofeos y cobrando duro; Casillas venia más acostumbrado a la segunda que a la primera y ahora que la suerte ha dejado de sonreírle, no ha logrado asimilar los cambios que le ha traído el destino.

Iker se practicó su propio seppuku. Todo indica que el portero merengue se ha dejado consumir por la depresión, no mejora su actitud, ha entrado en una zona de confort en la que se le ve resignado, entregado y sin signos de querer que la situación cambie. Alguna vez Jorge Valdano dijo que el fútbol es un estado de ánimo, creo que sí, pero también creo que es un tema de confianza y de forma, en estas últimas dos el ex Sevilla y el costarricense se lo llevan lejos. Casillas ya logro hacer naufragar el Proyecto Mourinho revelando las infidencias del vestuario y está muy cerca de hacer que un hombre honesto y gran trabajador como Diego Lopez abandone la casa merengue, entonces viene la pregunta, ¿sabrá Keylor en lo que se está metiendo? Espero que sí, porque el sueño que vive hoy puede convertirse en cualquier momento en una horrible pesadilla.