“Estamos siendo muy caballerosos, cordiales y educados con los adversarios. Quizá sea la hora de manifestarse un poco más y volver a mi estilo. Yo soy un poco agresivo, ya no aguanto ser tan educado. Los brasileños somos alegres, cordiales…espero que sea una lección para los aficionados. No es fácil jugar la Copa del Mundo en casa”.

Con estas palabras Luiz Felipe Scolari se quitó la careta de entrenador tranquilo y tolerante que ha tratado de vestir durante el Mundial en la sala de prensa del Mineirao tras el sufrimiento de la tanda de penaltis ante Chile y regresó a su manual de comportamiento que tantos éxitos le ha dado. Tras 120 minutos de partido en los que se las tuvo con el colegiado, con el cuarto árbitro y con el segundo entrenador de Chile (en el túnel de vestuarios se liaron a golpes los integrantes de ambos banquillos en el descanso), Felipao salió en rueda de prensa y se quejó del trato arbitral que recibe su equipo.

“Los árbitros son reticentes con Brasil. Neymar jugó 75 minutos con un muslo hinchado y ni amonestaron a su rival. Alexis se tiró 15 veces y en las 15 le pitaron falta. Yo no quiero que los árbitros nos piten a favor, pero si es gol, que den gol, y si es falta, que señalen falta. No se puede consentir la dureza contra Brasil de esta manera”, aseguró el seleccionador brasileño.

Regresa pues el Felipao del 2002, el que antes de partir hacia el Mundial de Corea y Japón elogiaba al dictador chileno Augusto Pinochet y que tenía como libro de cabecera el Arte de la Guerra de Sun Tzu. En esta segunda época al frente de la canarinha, no se sabe si por iniciativa propia o por consejo de los asesores de la CBF y sus patrocinadores, Scolari había presentado una imagen más serena y con menos aristas.

Valga como ejemplo que poco antes de iniciar la concentración del equipo, el técnico acudió al programa Fantástico de GloboTV y se mostró tolerante con el matrimonio homosexual, algo que sorprendió mucho en Brasil, pues la ideología de Felipao no es precisamente progresista. Se entendió esta declaración como parte de una campaña para suavizar la imagen de ‘comandante’ del entrenador. Poco después, el periodista Juca Kfouri descubrió que el nuevo libro de cabecera de Scolari es “Cómo ser un líder servidor” de James C. Hunter, un tratado de dirección de empresas que defiende el ejercicio del liderazgo mediante el convencimiento y no el uso de la fuerza. Tras el sufrimiento ante Chile, todo eso quedó en el cuarto de las escobas. Scolari ha vuelto al Arte de la Guerra.