Sergio Ramos estaba desolado tras la derrota de Real Madrid frente a Manchester City en la ida de los octavos de final de la Champions League (2-1). Sabía que dos jugadas suyas habían sido decisivas para el resultado final. Forcejeó con Gabriel Jesús en el empate del City y vio cómo el árbitro no le pitaba falta y derribó al propio brasileño antes de ver la tarjeta roja. Eso le costó convertirse en el más expulsado y amonestado de la Champions, además de la Liga y de la Selección

El capitán no quiso hablar en zona mixta tras el encuentro, pero horas más tarde colgó un mensaje de ánimo para un madridismo cabizbajo tras la derrota en su competición fetiche y a pocas horas del clásico ante Barcelona.

«Después de una noche muy dura, veo dos opciones: podemos pensar en la derrota ante el City o trabajar para la victoria frente al Barça. Yo elijo lo segundo. Cabeza y corazón ya en el clásico».

Se espera que el Real Madrid presente alegaciones para intentar que le quiten la roja y pueda jugar la vuelta en Inglaterra en una llave en la que el club se jugarán gran parte de la temporada.