La aventura de Daniele De Rossi en Boca comenzó con pompa, marketing y expectativas de gloria eterna y se terminó en silencio, con un retiro anunciado casi de imprevisto y con apenas recuerdos dentro de la cancha. Un devenir que ahora, a partir de las últimas declaraciones del italiano, puede reconocerse como lógico. «Mi verdadero retiro fue en mi último día en Trigoria, el centro de entrenamiento de Roma», admitió el mediocampista.

En diálogo con GQ Italia, en su primera entrevista luego de ponerle punto final a su carrera, hace ya un mes, DDR explicó: «Cuando salí de mi habitación para ir al Estadio Olímpico pensé que era la última vez que cerraba esa puerta. Y ahí comencé a temblar. Fue devastador».

De todos modos, De Rossi volvió a explicar que su breve paso por el Xeneize le permitió cumplir un antiguo anhelo: «Tenía ofertas para jugar en la Serie A, pero no quería ponerme otra camiseta italiana que no fuera la de Roma. Me parecía que iba a ensuciar una historia bellísima. Boca siempre había sido un sueño para mí y fue un honor jugar ahí».

En ese sentido, el volante explicó por qué no quiso seguir en el club de la Ribera, a pesar de que todavía tenía contrato: «Cuando estoy bien, estoy en condiciones de jugar en Boca o en Roma, pero eso no sucede casi nunca. Tengo 36 años, el físico malherido y suficiente dinero. Era mejor regresar a casa. Se dijo que mi hija Gala tenía problemas graves, pero no hay ninguno en particular. Simplemente tiene 14 años y es normal que necesitara de tener cerca a su papá».