De jugar más del 95% de los partidos de la temporada pasada, a empezar a salir del once durante varias semanas consecutivas. Estas son las consecuencias de la mudanza de Matthijs de Ligt a Turín, donde le está costando afianzarse en sus primeros meses. Ahora, ha perdido la titularidad.

La primera derrota de la temporada contra la Lazio en el Olímpico de Roma llevó a Sarri a cambiar el once. El neerlandés, aunque la Juventus estaba con diez por explusión de Cuadrado, no tuvo su mejor día como quedó evidenciado en el 2-1 cuando Immobile le ganó con facilidad un centro de Luis Alberto que mandó a la red de la portería bianconera tras un excelente control.

La semana siguiente se cayó del once ante el Udinese en casa y salió en el 76 con el partido controlado al descanso (3-0). Una vez más, no estuvo afortunado. El neerlandés no cubrió bien un centro raso desde su perfil que acabó en los pies de Nestorovski para que este se la cediera a Pussetto y hacer el 3-1.

De cara a la Supercopa, Sarri apostó por la dupla Demiral-Bonucci y, aunque no le salió precisamente bien (perdieron 3-1), ha decidido mantenerla sin regalar un minuto al joven central en las victorias contra la Sampdoria (1-2) y contra el Cagliari (4-0).

Sarri se justificó después de ganar a los sardos. «Soy el primero que cree que será el mejor defensor del mundo. Han sido meses difíciles jugando cada tres días, en un nuevo país, nuevo idioma, nuevo campeonato… Demiral está muy bien. Está en buena forma y me parece normal disfrutar de él», aseguró el entrenador. A De Ligt le toca trabajar para recuperar el puesto en la segunda mitad de temporada.