El histórico delantero inglés, Wayne Rooney, confesó en una entrevista con Rio Meets que durante sus días como jugador tuvo serios problemas con las salidas y el consumo de alcohol.
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El ex Manchester United aseguró que llegó a un punto límite: “Si mi esposa no hubiera estado, estaría muerto”.
Rooney relató que era común que se ausentara dos días seguidos para beber y luego intentara disimular en los entrenamientos usando gotas para los ojos y chicles: “Entrenaba y el fin de semana marcaba un par de goles, y volvía a hacer lo mismo”.
El exjugador reconoció que su esposa, Coleen, fue clave en su vida personal, pues lo ayudó a sobrellevar esa etapa y evitar que sus excesos pusieran en riesgo no solo su carrera, sino también su vida.