José Mourinho se pegó su primer batacazo desde su llegada al Fenerbahce, incapaz de remontar al Lille un 2-1 en contra y eliminado de la Liga de Campeones defútbol en la tercera ronda de clasificación después de firmasen un empate (1-1) en la prórroga que cerró todas las opciones del conjunto turco.
El Fenerbahce apostó fuerte por Mourinho para lograr un regirstro que no conseguía desde la temporada 2008/09, la última en la que disputó la fase de grupos de la Liga de Campeones. El técnico portugués, acostumbrado a tocar la cumbre en cualquier competición europea en casi todos sus clubes, parecía el hombre indicado para devolver a la primera línea al cuadro otomano.
De hecho, venía de tres temporadas en la Roma en las que consiguió ganar una Liga Conferencia y en las que alcanzó un subcampeonato en la Liga Europa. Sin embargo, Mourinho, pese a las expectativas que la afición del Fenerbahce depositó sobre su figura, desinfló el globo en los prolegómenos de un duelo que se antojaba clave para su club.
“El Fenerbahce nunca me dijo que jugar la ‘Champions’ fuera una necesidad”, avisó. Aún así, intentó por todos los medios alcanzar la excelencia y después de ganar su primer partido de la Liga turca concentró a todos sus jugadores para afrontar un choque muy complicado que tenía que remontar después de perder 2-1 en la ida.
Frente a un rival enrabietado, el Lille aguantó como pudo las embestidas del Fenerbahce, que este verano se ha gastado 48 millones de euros para incorporar, entre otros, a nombres como En-Nesyri, Söyüncü, Saint-Maximin, Krunic, Aydin o Tosun.
El guardameta Lucas Chevalier se encargó de frenar todas las intentonas del Fenerbahce, que se encontró con sus intervenciones a disparos de Mert Yandas e Ismail Yuksek. Incluso el palo, que repelió un choque de Bright Osayi-Samuel a falta de siete minutos para el final, se alió con el Lille, que al final cedió en el tiempo añadido con un tanto en propia meta de Bafode Diakite.
El Fenerbahce logró su objetivo. Consiguió alargar el partido con una afición enloquecida que olía la sangre y que alcanzó su éxtasis con la expulsión por roja directa de Aïssa Mandi. Con uno más durante casi toda la segunda parte de la prórroga, Mourinho y sus jugadores tenían opciones.
Sin embargo, una mano de Alexander Djiku revisada desde el VAR, dio paso a un penalti que no falló Jonathan David: en el minuto 116 estableció el 1-2 definitivo para desesperación de Mourinho, que se pegó su primer batacazo tras despedirse de una competición que tendrá que esperar para el Fenerbahce.
En otros duelos de la jornada, el Salzburgo selló su clasificación tras empatar 3-3 en el estadio del Twente. Hizo valer el resultado de la ida (2-1 a favor) y dejó la eliminatoria casi sentenciada con tres goles en los primeros 46 minutos de Kjaergaard, Nene y Yeo.
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO.