En el acto de su despedida como jugador del Real Madrid, Marcelo dejó ver su lado más humano, repleto de sentimientos en un día tan especial para él como lo es en el que pone fin a 16 años como madridista. El brasileño, que tomó la palabra tras el discurso de Florentino Pérez, se emocionó incluso antes de comenzar a hablar, un fallo a la promesa que “se había hecho a sí mismo de no llorar”.
Pero eso quedó, evidentemente, como un momento bonito y lleno de emoción en el que, de primeras, agradeció a “todos los que hacen el trabajo sucio y cuando digo sucio ellos me entienden porque sin ellos: utilleros, médicos, fisioterapeutas, gente de seguridad, etc, nada sería lo mismo en la vida de un futbolista”, comentó el brasileño.
Continuó su lista de agradecimientos con unas palabras hacia su mujer, Clarice, y sus hijos, Enzo y Liam e incluso a sus perros. “Ellos también son mi familia: Tortuga, gato…”, con lo que consiguió arrancar una carcajada entre el público.
“Yo cuando salí de Brasil tenía en mente jugar en Europa, jugar en la Champions y ahora cuando me voy del Real Madrid, me voy como el jugador con más títulos de la historia del mejor club del mundo y eso es algo histórico”.
En lo deportivo, llegó el turno de agradecer a Raúl González, primer capitán que tuvo en el club y quien ha sido un ejemplo para él. “Te sigo llamando capi. Cuando nació nuestro hijo, tú y tu familia nos regalaron un cesto con muchas cosas y eso no se me olvida. Yo quise seguir tu ejemplo y he tenido una figura en tí en la que parecerme. Muchas gracias, Raúl”.
Y por último, para finalizar, Marcelo aseguró que “hoy no es un día triste, es un día de alegría. Salgo con la cabeza muy alta y con el orgullo de mi familia. Mis padres, mis abuelos y puedo mirar al lado y pensar que soy afortunado”. Un discurso que terminó con palabras de aliento para la afición “el Real Madrid tiene un futuro muy prometedor”, sentenció.
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO