A Haaland se le caen los goles de los bolsillos, tiene el ego por las nubes y Raiola subasta la figura que parece que marcará las diferencias hasta el 2030.
La peculiar gira ha empezado por Barcelona donde, según RAC 1, ha dejado caer el sueldo del jugador: 30 millones limpios al año. Visto así, el problema no sería el salario en tiempos de prepandemia. Ahora es inasumible, por el agravio con los compañeros, y porqué además se tendrían que pagar 150 millones al Dortmund. Pero la operación tiene 3 problemas añadidos:
1. El barcelonismo se ha pasado décadas pregonando que, antes de fichar, se tenía que saber a qué queremos jugar. Aquí no se centra un balón al área y, ahora, ¿vamos a fiarlo todo a un 9 tanque? ¿Es el delantero que necesita Koeman para el equipo que tienen en la cabeza? ¿Haaland no cerraría la puerta a la progresión de un Ansu Fati que es tan Golden Boy como el propio noruego?
2. Ir a por Haaland sin saber el futuro de Messi es una temeridad. Sin él, el equipo necesitará un referente en ataque y asegurar 30 goles mínimo. Pero con él, hay que encontrar un delantero que encaje en su estilo. ¿Con Haaland, no se mezclaría agua y vino como con Ibrahimovic?
3. “Decide el Presidente” dijo Koeman hablando de refuerzos. Entonces, el criterio de la estructura deportiva seguirá siendo papel mojado.
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO