Nada de lo que pueda suceder este domingo en la final borrará la extraordinaria fase final de la Copa América que realizó la selección peruana. Ni siquiera una nueva goleada en contra –algo sumamente improbable, dado el contexto- tendría que afectar la confianza de los peruanos, sólida como nunca.
Pero si hay algo que preocupa a la afición peruana es que Ricardo Gareca, una de las personas más queridas y respetadas del país, opte por dar un paso al costado luego de tanto éxito. Ya después disputar el Mundial de Rusia, al que se llegó de forma casi heroica, el seleccionador decidió tomarse su tiempo para analizar la oferta de renovación que le planteó la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Fueron días largos para los peruanos.
Muchos sospecharon que, luego de haber clasificado a un Mundial después de 36 años, algo que parecía imposible, el argentino buscaría nuevos retos, tras haber llegado a un supuesto techo en el Perú. Al parecer, según lo que ha dicho esta mañana Oscar Ruggeri, excompañero de Gareca en la selección argentina, el Tigre se tomó esos largos días para esperar una oferta formal de la Asociación Argentina de Fútbol (AFA). La oferta nunca llegó –o no llegó a tiempo- y el técnico decidió renovar su compromiso con la FPF.
Si algo han demostrado este cuerpo técnico y esta selección es que el techo puede ser todavía más alto. La goleada a Chile en semifinales de Copa América fue una muestra de eso, y terminó por devolver al Perú al lugar que ocupó en las eliminatorias: la élite del continente. Si es que en algún momento Gareca dudó –algo que, por lo demás, sería sumamente natural y comprensible- es muy posible que esta Copa lo haya reasegurado.
Argentina, siempre presente
Dicho todo lo anterior, no debería sorprendernos en demasía si Gareca decidiera dejar la selección después de la Copa de Brasil. Pierda o gane, habrá hecho historia con el mismo grupo con el que ya había hecho historia unos meses antes. ¿Será posible seguir superándose, jugar otro Mundial y esta vez llegar más lejos? Sin dudas, es algo que el Tigre ya se ha preguntado. Si la FPF pudiera, le haría firmar un contrato vitalicio, de eso no hay dudas.
Del otro lado está Argentina, una de las selecciones más grandes del mundo y, sobre todo, la tierra de Gareca. El técnico ya ha dicho que dirigir a su selección es el deseo de cualquier entrenador y, si es que la infidencia de Ruggeri es cierta, ya se ilusionó una vez, por lo que podría hacerlo de nuevo. La AFA tiene un gran factor en contra, y es la paupérrima imagen que tiene en el resto del mundo. Pero seamos claros, el problema de la AFA no es su imagen: es la misma institución la que está podrida desde sus cimientos. Desde ese punto de vista, parece difícil que un tipo serio como Gareca se coma tantos pleitos.
En contra de la AFA también juega el compromiso de Tigre, que ha firmado un contrato con Perú hasta las eliminatorias de Qatar. El seleccionador no parece ser de los que rompen acuerdos, aunque también es cierto que la situación institucional de la FPF (su presidente está preso) no es la mejor.
¿Qué tiene Argentina a su favor, aparte de ser la patria de Gareca? Para comenzar, aLionel Messi. No hay que ser adivino para saber que cualquier técnico disfrutaría de dirigir al mejor jugador del mundo y uno de los más grandes de la historia. Pero además de Lionel, el pedigree de Gareca le permitirá –si le ofrecen un contrato- pedir el control total de la selección y tendrá la libertad de poner él las condiciones.
Un detalle que podría hacer dudar al seleccionador argentino de su continuidad en el Perú será la sensación de que el tren albiceleste no va a pasar por la estación Gareca cada vez que entre en crisis. Eventualmente, llegará el momento de los Gallardo, los Simeone o los Pochettino, técnicos jóvenes, talentosos y exitosos. Una vez que alguno de ellos tome la selección, será difícil que la suelte, por lo que Gareca quizás se encontraría frente a una de sus últimas oportunidades de dirigir a su país.
Desde aquí, esperamos que se quede por mucho más tiempo dirigiendo a Perú, y hay motivos para creer que así será. Sin embargo, un futuro en el que Gareca se calce el buzo albiceleste no suena inverosímil. El tiempo lo dirá.