Gianni Infantino y Aleksander Ceferín, presidentes respectivos de la FIFA y de la UEFA, expulsarán a Villar de sus organizaciones. El auto del juez Pedraz enviándole a prisión será respetado en Suiza, que tras el FIFA-Gate huye de los encausados por corrupción. “La FIFA no puede permitirse tener un vicepresidente en la cárcel, y menos después de todo lo que ha pasado y con los juicios aún pendientes en Estados Unidos”, dijo un miembro de la organización. “En la UEFA sucede algo parecido, porque también Platini tuvo que salir por el mismo motivo. Ceferin no tiene ningún vínculo con Villar, y desde luego quiere desmarcarse de los imputados por corrupción”, añadió.
El nuevo Código Ético de la FIFA señala claramente que “los miembros de la organización que sean procesados por cualquier delito, tanto dentro como fuera de sus países, no podrán ejercer ningún cargo dentro de la institución y serán cesados en sus funciones”. Infantino espera una dimisión inmediata de Villar o aplicará el reglamento. En la UEFA la situación es idéntica.
Ángel Villar es actualmente vicepresidente de la FIFA y de la UEFA, organizaciones en las que figura hace más de veinte años. Hasta esta misma temporada ocupó, además, el cargo de presidente de la Comisión de Árbitros, en la que fue sustituido por Collina. Villar, con Platini inhabilitado por cobrar de Blatter casi dos millones de euros de forma injustificada, fue el número 1 de la UEFA en la pasada Eurocopa de Francia y se presentó a las últimas elecciones en la organización, aunque finalmente tuvo que retirar su candidatura por no conseguir los avales necesarios para avanzar en el proceso.
Villar tiene un sueldo de 300.000 euros anuales, más unas dietas diarias de otros 500, como vicepresidente de la FIFA, que además corre con los impuestos. En esta organización tiene acumulado un plan de pensiones por valor de 3,7 millones de euros. A estas cantidades hay que añadir otros 250.000 euros que ingresa de la UEFA y su sueldo de 12.000 euros mensuales como presidente de la Federación.