Fue un fantasma. Tiene que haber sido un fantasma. No queda otra. Nos queremos convencer de que un ser invisible atacó a dos metros del arco al delantero ucraniano Andrii Boriachuk cuando estaba por convertir un gol para el Shakhtar Donetsk. De otra forma no se puede entender qué le pasó.
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El joven delantero del Shakhtar solo tenía que empujar la pelota después de que un compañero se la pasara y lo dejara delante del arco y sin arquero. Era gol o era gol. No habría otra. Pero Boriachuk se desplomó como si hubiera sido atacado por la espalda y hasta frenó la pelota con su propio cuerpo. ¿Cómo que se tropezó? ¿Tan torpe se puede ser?