Islam Makhachev tiene muy claro su próximo objetivo en la UFC: encabezar la cartelera más singular de la historia, en junio de 2026, en la Casa Blanca. Nada más derrocar al monarca Jack Della Maddalena en el UFC 322 de Nueva York para convertirse en el undécimo doble campeón de la promotora reina de las MMA mundiales, el luchador daguestaní hizo un llamamiento al presidente de los Estados Unidos encima del octágono: “Donald Trump, ¡vamos! Abre la Casa Blanca, ¡que ya vengo!”, espetó el ruso, indudablemente uno de los grandes iconos del momento y de la historia de la disciplina.
“Esto es un sueño, llevo toda la vida luchando por esto. Estoy muy contento, me gusta todo lo que pesan estos dos cinturones”, decía entre gritos ante un Madison Square Garden rendido a sus pies. Preguntado sobre su dominio en el octágono, donde encadena un récord de 16 victorias consecutivas que empata el tope histórico del brasileño Anderson Silva, Makhachev simplemente defendía ser el número uno bajo cualquier circunstancia. “Todos mis rivales conocen mi plan, y aún así no pueden detenerme”, decía con una sonrisa, exultante.
Algo más reposado, en la rueda de prensa posterior a su coronación en el peso wélter tras haber renunciado al cinturón del peso ligero para subir de categoría en aras de cumplir su gran sueño, Makhachev insistió en la idea de que este era el día más grande de toda su vida, aunque a los 34 años cree tener todavía cuerda para ratos. La subida a las 170 libras y el menor recorte le han rejuvenecido, presume.
Makhachev, sin miedo alguno al choque con Topuria
“No hay lesiones ni tengo dolor. Estoy preparado, ¿quién será el siguiente? Vamos a hacerlo, y haré que parezca fácil, como hoy mismo he demostrado”, comentó Makhachev cuando le preguntaron sobre el dardo de Ilia Topuria, que le llamó aburrido en un mensaje de X nada más ser coronado. El Matador puede ser su siguiente oponente, y todo apunta a que será así si todas las partes consiguen lo que se proponen en las próximas negociaciones.
“Sin duda, este ha sido uno de mis campamentos más duros. Me he concentrado en las instalaciones del Comité Olímpico Ruso. Hemos ganado peso, fuerza… y me siento mejor que nunca en esta división”, reflexionó el daguestaní, que acumula 28 victorias y una sola derrota en su palmarés. Pupilo de Khabib Nurmagomedov, se mostró agradecido con el trabajo sincero de toda su esquina: “No estamos en esto por dinero ni nada, solo porque somos hermanos, y por eso trabajamos juntos y vamos a todos los sitios juntos”.
“Todo el mundo dice que puede noquearme, pero lo intentan una y otra vez y aquí sigo. Además, pienso que en el peso wélter nadie puede superar mi lucha”, valoró sobre su excelencia encima del octágono.
“Parece que a la gente de Estados Unidos empiezo a gustarle, en otros lugares siempre me he sentido muy querido. Me encanta”, comentó sobre la gran recepción de Nueva York estos días. “Estoy seguro que volverán a recibirme así, porque tengo la intención de defender muchas veces mi nuevo cinturón”, agregó.
En su comparecencia de prensa, Dana White, se rindió al nivel de Makhachev a pesar de un combate que no fue el más entretenido. Preguntado por su siguiente pelea, el CEO de la UFC fue críptico y se mostró muy contento con el hecho de tener una fila de contendientes para la estrella rusa. “No sabemos todavía, pero lo bueno es que hay opciones y depende de lo que él quiera”, comentó el ejecutivo.
La posibilidad de ver a Islam Makhachev en la Casa Blanca, según White, es bien real, ya que la cartelera no será un Estados Unidos contra el mundo. El duelo con Ilia Topuria es una posibilidad también para la cita en los jardines presidenciales del país. “Todo lo que ha conseguido este chico es fantástico, Hay que sacarse el sombrero ante su dominio. Le quedan un par de peleas para entrar en el debate del mejor de la historia”, concluyó sobre el daguestaní.
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO



