El 7 de noviembre de 2001 quedó grabado para siempre en la memoria del fútbol ecuatoriano. En esa fecha, la Selección Nacional consiguió su primera clasificación a una Copa del Mundo, la de Corea-Japón 2002, tras empatar 1-1 ante Uruguay en el estadio Olímpico Atahualpa de Quito.
Aquel día, dirigido por Hernán Darío Gómez, Ecuador escribió una de las páginas más gloriosas de su historia. El gol de Jaime Iván Kaviedes desató la locura en las gradas del Atahualpa, que lucía repleto y teñido de amarillo. El empate de 1-1 fue suficiente para sellar el boleto a la cita mundialista.
El equipo ecuatoriano cerró las Eliminatorias Sudamericanas con 31 puntos, ubicándose en el segundo lugar, solo por detrás de Argentina. El grupo que hizo historia estuvo conformado por figuras que hoy son leyendas: Álex Aguinaga, Iván Kaviedes, Agustín Delgado, Ulises de la Cruz, Édison Méndez, Iván Hurtado, José Francisco Cevallos, Edwin Tenorio, entre otros. Todos ellos marcaron una generación y abrieron el camino para las clasificaciones posteriores a los Mundiales de 2006, 2014 y 2022.
El “Bolillo” Gómez, artífice de ese logro, definió alguna vez ese proceso como “el nacimiento de una identidad”. Y no se equivocó: desde entonces, el 7 de noviembre es recordado como el día en que Ecuador empezó a creer.
Hoy, 24 años después, el país recuerda aquella jornada inolvidable con orgullo y gratitud hacia los héroes que hicieron posible que el sueño mundialista se vuelva realidad.


