El Manchester United atraviesa una nueva crisis y la continuidad de Rúben Amorim empieza a ser cuestionada seriamente en Old Trafford. Los malos resultados, sumados a la pobre imagen en el derbi de Manchester, han abierto el debate sobre un posible cambio de entrenador, aunque el técnico portugués insiste en mantenerse firme con su idea de juego.
La eliminación en la EFL Cup a manos del modesto Grimsby Town y los apenas cuatro puntos sumados en la Premier League han encendido las alarmas. La dura caída ante el City expuso nuevamente las falencias defensivas y ofensivas de un equipo que, pese a los fichajes millonarios, no responde en la cancha.
Tras el partido, Amorim señaló con autocrítica los errores cometidos: “En el tercer gol nos faltó calidad en la conexión; nadie sabía quién debía atacar el balón, y el rival tenía libertad para marcar. En el primero apareció entre cuatro jugadores y podríamos haber sido más agresivos porque estábamos cerca. En el segundo, intentamos recuperarnos demasiado rápido de un saque de banda y terminó en un mano a mano. Estos detalles se pueden mejorar, pero en un partido como este necesitamos ser perfectos. Y no lo fuimos”.
Con un registro de apenas 8 victorias en 31 encuentros de Premier League, las estadísticas no juegan a su favor. Sin embargo, el técnico fue categórico con su mensaje a los directivos y a la hinchada: “No voy a cambiar mi filosofía de juego”. La pregunta que flota en Old Trafford es clara: ¿tendrá Amorim margen para revertir la situación o el United apostará por un nuevo nombre en el banquillo?