España ya está en cuartos y lo consiguió goleando de nuevo a Georgia (4-1). Eso sí, la Roja tuvo que remontar tras un autogol inicial de Le Normand que puso algo nervioso al equipo de Luis de la Fuente. Finalmente, el partido cayó por su propio peso y los tantos de Fabián, Nico Williams y Olmo, acompañados de otro gran partido de Lamine, certificaron el billete a la siguiente ronda, donde espera la anfitriona Alemania.

El mensaje del míster era claro. De la Fuente sacó su once de gala porque no se fiaba de Georgia. Lo avisó el entrenador en la previa y tuvo razón. España salió mentalizada, intensa, agresiva, hambrienta. La selección española captó lo que pedía el técnico y el partido ante un rival que venía crecido tras imponerse a Portugal y colarse en los octavos. La Roja generaba por las bandas, especialmente por la izquierda con la conexión Nico Williams-Cucurella, aunque el primer aviso llegó por la derecha en una acción de Lamine, que se convirtió en el jugador más joven en jugar una fase final de la Euro. Carvajal centró y Pedri desvió con la punta de la bota para que Mamardashvili, que impidió una goleada aún mayor, evitara el primero.

La Roja era un rodillo, jugaba a una velocidad por encima del resto de equipos del torneo. Triangulaba rápido, al primer toque. El meta georgiano tuvo que volver a intervenir en un cabezazo de Carvajal tras un saque de esquina. España asfixiaba al rival, el ritmo era trepidante y a la mínima pérdida recuperaba el balón prácticamente al segundo. Georgia era pura resistencia, encerrada atrás, con cinco defensas y sus dos estrellas arriba, siendo los primeros defensores y sabiendo que les llegaría el momento. Y fue pasado el cuarto de hora, en la primera transición. Kvaratskhelia recortó enganchado en la cal para salir con ventaja en campo propio. Mikautadze cambió de banda y Kakabadze metió el centro. Le Normand salió al cruce, pero con muy mala suerte. El balón se coló dentro y España encajaba el primer gol del torneo

Escenario nuevo para la Roja, que quedó tocada tras el tanto. Los nervios se apoderaron de los internacionales españoles que durante unos instantes se mostraron imprecisos y se notó que les costó digerir el golpe. Intentaron resurgir rápido con un tiro de Fabián y otro de Pedri, pero se volcaron demasiado al ataque cuando quedaba un mundo. Eso les hizo descuidarse atrás y Kvaratskhelia Mikautadze andaban sueltos arriba, intimidando a una España que algún momento se mostró desorganizada y, por lo tanto, más débil.

El partido se llegó a romper hasta que Rodri dijo basta. El capitán sin brazalete, la batuta de la Roja, conduciendo lentamente el balón con los pies pidió calma a gritos y gesticulando con las manos. Sus compañeros respiraron y volvieron a retomar la idea inicial. Mamardashvili volvió a aparecer para sacar un zurdazo de Cucurella, pero el meta del Valencia nada pudo hacer ante un disparo desde la media luna del propio Rodri. Nico se la entregó al centrocampista del City, que recortó y cruzó un chut con la zurda que entró muy ajustado.

Liberación española poco antes del descanso con un tanto que tuvo que validar el VAR, que no vio fuera de juego posicional de Morata. Con el empate, y más tranquila, España se fue al descanso para rearmarse. Aunque el primer aviso fue de Kvaratskhelia. Sabiendo que Unai juega muy avanzado, casi le sorprende con un tiro desde el centro del campo.

Pero Lamine dijo basta. El chaval, que no dejó de pedir a su público que animara, no estaba para irse a casa. No todavía. El azulgrana provocó una falta en la frontal que ejecutó él mismo para probar a Mamardashvili, que paró bien. Pero la acción siguió viva y Yamal pidió el balón por la derecha para ofrecer un fantástico caramelo a Fabián. El andaluz no perdonó cabeceando a bocajarro desde el segundo palo.

España ya había hecho lo más difícil. El equipo de De la Fuente se dedicó a controlar el partido, sin prisa, esperando el momento de sentenciar. Lo pudo hacer Lamine, que estaba juguetón. Primero, desaprovechó una gran opción tras recoger un balón muerto dentro del área, pero tiró fuera y, posteriormente se lo anularon por fuera de juego. Tuvo que sentenciar su amigo Nico Williams, con un golazo.

Grimaldo, que entró en el segundo tiempo, robó el balón. Fabián puso la calma y levantó la cabeza para esperar que Nico arrancara su moto desde campo propio. Balón largo y todo lo demás lo hizo el extremo del Athletic, que fintó a su marcador y ya dentro del área envió un zapatazo arriba inalcanzable. 3-1 y bailecito del Williams Jr para celebrar que el pase a cuartos estaba más cerca.

Lamine siguió intentándolo aunque el cuarto fue obra de Dani Olmo, que necesitaba el gol. Un sutil tiro desde la frontal con la izquierda, buscando la colocación para enviar directamente a la selección española a Stuttgart, donde se enfrentará a la anfitriona. Será la prueba más dura para este equipo, que sigue hambriento y sin techo. Pero España quiere más. Mucho más.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO