39 años, 11 meses y 1 día han tenido que pasar para que el Athletic volviese a ganar la Copa del Rey. Es el tiempo que ha transcurrido desde el 5 de mayo de 1984, cuando se impuso al Barça en el Bernabéu (1-0) hasta este sábado 6 de abril, cuando hizo lo propio ante el Mallorca en el sevillano estadio de La Cartuja. 14.581 días, que se dice pronto. Uno más para el que quiera ponerse exquisito por aquello de este fútbol de ‘prime team’ en el que la final arrancó el sábado y finalizó siendo ya domingo. Terminó en empate el tiempo reglamentario, también la prórroga, y acabó imponiéndose el Athletic en la tanda de penaltis con Berenguer marcando el último de los lanzados.

No había transcurrido ni un minuto de juego cuando una imprecisión del Mallorca en la construcción del juego facilitó una contra del Athletic que acabó en disparo de Nico Williams. Pareció con ello que la cosa sería un camino de rosas para el cuadro bilbaíno, pero no lo fue. Durante toda la primera mitad, Ruiz de Galarreta y Beñat Prados pagaron en exceso la presión de la cita y no pudieron manejar el partido, y detrás de ellos Muriqi y Larin le ganaron todos los duelos a Vivian y Paredes, desconocidamente nerviosos. Y en estas, llegó el 0-1 del Mallorca. Se quejó Iñaki Williams de una falta inmediatamente anterior al córner en el que, después de varios rechaces de una zaga bilbaína incapaz de despejar el balón de su área, Dani Rodríguez encontró el hueco para mandar la pelota al fondo de las mallas. Explotó la zona del Gol en la que se ubicó la afición mallorquinista y enmudeció el resto del estadio. “Sí se puede”, cantaron los bermellones justo después de gritar el gol. Con rabia. Tras todo un día en el que en las calles de Sevilla por momentos pareció que el partido ya se había jugado con triunfo del Athletic.

Lejos de ser un motivo para que los de Valverde despertasen, el gol en contra no hizo más que ponerles más nerviosos, muy lejos de su mejor versión. Más allá del susto por un gol anulado a Nico por fuera de juego y un par de intentos desde fuera del área el primer acto resultó realmente plácido para Greif, el portero mallorquinista.

Durante el descanso, se pudo ver en el rostro de la afición bilbaína la preocupación por ser consciente de que lo de no ganar la Copa desde 1984 podía seguir aumentando. Pero los suyos regresaron al verde con una marcha más que en la primera mitad. Especialmente Nico. Durante la primera mitad. Javier Aguirre, que lo tuvo cerca al atacar Nico pegado a la zona del banquillo del Mallorca, se dejó la garganta para que los suyos no le dieran ni un metro. Fue una especie de marcaje al hombre aunque Aguirre vistió de traje y no de corto. Pero en la segunda parte, con el correspondiente cambio de campo, Nico quedó lejos del ‘Vasco’, y la primera vez que entró en contacto con el balón se la lio al mexicano y a todo el Mallorca. Fue en el 50’ cuando el habilidoso extremo sin techo en esto del mundo dibujó un precioso pase filtrado entre líneas para que Sancet fusilase a Greif tras internarse en el área. Lo más difícil para el Athletic, que era empatar, ya estaba hecho.

El 1-1 le sentó rematadamente mal al Mallorca. Durante unos cinco minutos, los de Aguirre parecieron un púgil tambaleándose por un ring a punto de encajar el K.O. Pero aguantó en pie y poco a poco consiguió rehacerse para volver a equilibrar la balanza. Ni unos ni otros fueron capaces de evitar la prórroga con la que se superó la medianoche sevillana.

En ese tiempo extra, con los que estaban sobre el césped acusando el cansancio y con los presentes en las gradas buscando gritos de ánimo en sus gargantas al borde de la afonía, poco destacable aconteció más allá de un libre directo botado por Muniain y un cabezazo de Muriqi que Agirrezabala sacó sobre la línea de gol.

Y llegaron los penaltis. La en ocasiones incorrectamente llamada lotería de los penaltis. No trata la cosa de lanzar una moneda al aire sino de ser mejor en la suma de los aspectos técnicos y psicológicos. Y fue mejor el Athletic sin que ni siquiera hiciese falta que cada equipo ejecutase cinco lanzamientos. Bastaron cuatro por bando. Del Mallorca, solo marcaron Muriqi y Antonio Sánchez mientras que Agirrezabala detuvo el lanzamiento de Morlanes y Radonjic envió el suyo a las nubes. Del Athletic, todos superaron a un Greif que este sábado cumplía años. Raúl García, Muniain, Vesga y Berenguer, erigido como héroe al marcar el gol que hizo campeón al Athletic. 40 años después la gabarra saldrá por la ría el próximo jueves.

TEXTO TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO