La Princesa de Gales padece cáncer. Su silencio se ha resquebrajado esta misma tarde con un anuncio emitido a través de redes sociales en el que confirma que ha sido diagnosticada de la enfermedad, sin especificar la tipología, y que se encuentra recibiendo quimioterapia “preventiva”. Ha sido con un vídeo emotivo, filmado este miércoles en Windsor y que ha visto la luz a las siete de la tarde. Marcaban las manecillas la misma hora cuando se hizo público, el pasado 5 de febrero, que el Rey Carlos III también padecía cáncer.

“Me sometí a una cirugía abdominal mayor en Londres. En ese momento se pensaba que mi condición era cancerosa”, ha expresado, confesando que sospechaba de la presencia de la enfermedad en su organismo desde el principio. “La cirugía fue un éxito. Sin embargo, las pruebas posteriores a la operación descubrieron que había cáncer. Por lo tanto, mi equipo médico me recomendó que debía someterme a un tratamiento de quimioterapia preventiva y ahora estoy en las primeras etapas de ese tratamiento”, ha explicado.

No obstante, quería la Princesa de Gales enviar un mensaje tranquilizador, que ha sido, a la par, apaciguador. “Como les he dicho, estoy bien y me estoy fortaleciendo cada día al concentrarme en las cosas que me ayudarán a sanar; en mi mente, cuerpo y espíritu”, dice, despejando al mismo tiempo los rumores acerca de la crisis de su matrimonio: “Tener a William a mi lado también es una gran fuente de consuelo y tranquilidad. Al igual que el amor, el apoyo y la amabilidad que muchos de ustedes han mostrado. Significa mucho para ambos”.

“Quería aprovechar esta oportunidad para agradecerles personalmente todos los maravillosos mensajes de apoyo y su comprensión mientras me recuperaba de la cirugía”, ha proseguido la esposa del heredero al trono británico, agregando que “han sido un par de meses increíblemente difíciles para toda nuestra familia, pero he tenido un equipo médico fantástico que me ha cuidado muy bien, por lo que estoy muy agradecido”.

Roto el silencio, lucen los cristales que antes eran duda. La primera incógnita que se presenta en el horizonte es la de su reaparición; la posición de Kensington sigue siendo la misma que hace un mes. Y que hace dos: Middleton retomará sus funciones oficiales cuando cuando sea capaz de asistir a actos y reciba la autorización de su médico.

En cuanto al Príncipe Guillermo, se prevé que mantenga el equilibrio entre el apoyo familiar y su agenda institucional. Desde Palacio hablan de estos dos meses como un “un período difícil para la familia de Gales” y añaden que “el Príncipe está concentrado en mantener a su esposa e hijos, sin dejar de asumir compromisos y trabajar”.

Con el calendario presente, lo revelado por la Princesa de Gales viene a resolver una pequeña incógnita que recorrió los palacios del Viejo Continente: el heredero al trono no asistió al funeral de su padrino, el rey Constantino de Grecia, último rey de los helenos, celebrado el 27 de febrero. Entonces alegó motivos personales que, en el tiempo, coinciden con el tratamiento de Middleton.

Era 25 de diciembre cuando la Princesa de Gales realizaba el tradicional servicio religioso al que la Familia Real asiste cada Navidad. Fue en la iglesia de Santa María de Magdalena, en Sandringham. Junto a ella, los Reyes, Carlos y Camila, y los hijos de Middleton, George, Louis y Charlotte. Vestía un abrigo azul que le había regalado Guillermo en Nochebuena y con él se dejó ver, aquel día de invierno, sin que nadie supiera que iba a ser la última vez hasta quién sabía cuándo.

El 16 de enero se sometió a una “operación abdominal” y empezó a destilarse el humo de su ‘desaparición’ mediática. Era el inicio de un desvanecimiento que no ha sido resuelto hasta pasados dos meses. El 18 de marzo fue fotografiada “sana y alegre” junto al Príncipe Guillermo, paseando a una milla de su casa en Adelaide Cottage, en Windsor. Cuatro días más tarde, el anuncio.

Febrero fue un desierto en el que florecían los cactus de la especulación: conspiraciones en redes sociales cuyos susurros convirtieron el viento de las teorías en un tornado que, cada día, adquiría más fuerza según se iban sucediendo los rumores de una supuesta infidelidad por parte de su marido y que encontró su punto álgido en la manipulación que Middleton hizo de una fotografía que compartió en sus redes sociales junto a sus hijos. Era el 10 de marzo, el Día de la Madre en Reino Unido.

Hace dos días, un miembro del personal de la clínica privada donde fue operada la Princesa de Gales, el prestigioso London Clinic, trató de acceder sin éxito a su historial médico. Fue el último goteo de una curiosidad generalizada que ha ido creciendo lentamente entre la población británica y que no se ha visto cortada —de raíz— hasta ahora. Se espantan los fantasmas de la rumorología para dejar paso a la fría sombra del cáncer.

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FUENTE: DIARIO AS.