Edson Arantes do Nascimento entraba en la galería de los mitos inmortales un año atrás, el 29 de diciembre de 2022, cuando expiró en el Hospital Israelita Albert Einstein, considerado el mejor centro médico de Latinoamérica, en Sao Paulo. Lo hizo en paz y confortado por sus más allegadas. Pelé tenía 82 años y acabó pereciendo por las consecuencias derivadas de un cáncer de colon que le habían diagnosticado en septiembre de 2021.

El deceso del considerado mejor futbolista de todos los tiempos creó una conmoción planetaria, explicitando, una vez más, que el rey de reyes del balompié era una figura icónica con un impacto social que trascendía el mundo del deporte. Del Papa Francisco a Vladimir Putin o Joe Biden expresaron sus condolencias.

Cumpliendo su deseo, su funeral tuvo lugar en la Vila Belmiro, el estadio del Santos, donde empezó su carrera con 15 años. Más de 230.000 ‘torcedores’ se despidieron del jugador que convirtió el dorsal ’10’ en un símbolo de perfección, antes de ser sepultado en un cementerio vertical de la ciudad de Santos, en el litoral de Sao Paulo, donde descasan sus restos.

365 días después de su fallecimiento, el fútbol brasileño vive inmerso en una crisis de identidad, que queda personalizada en las dos camisetas que Pelé defendió y alzó a la categoría de icono del buen juego: el Santos y la Seleçao.

El ‘Peixe’, que ya fue considerado el mejor equipo del planeta, ha descendido por primera vez en su historia en este 2023. La vergüenza de los santistas es de tal calado que el nuevo presidente de la entidad, Marcelo Teixeira, ha decidido retirar la camiseta ’10’ mientras el conjunto paulista transite por la Serie B.

Y lo de la selección brasileña en este 2023 es un paso más en su caída libre. Ha sido un año para olvidar, con más derrotas que victorias, lo que no ocurría hacía seis décadas. Han sido nueve partidos entre amistosos y oficiales de clasificación para el Mundial 2026 con solo tres triunfos, un empate y cinco veces vencido.

El dirigente se ha obsesionado en esperar de Carlo Ancelotti todo lo que haga falta y, por culpa de ello, Brasil ha tenido dos seleccionadores interinos: primero Ramon Menezes (es el actual técnico sub-20 y del proyecto olímpico) y, a partir de julio, Fernando Diniz, que ha firmado hasta julio del 2024 y compagina el cargo con el de entrenador del Fluminense, con quien ha ganado este año la Copa Libertadores.

Si Pelé estuviera aún en vida, «nuestro ‘rey’ estaría muy preocupado», ha comentado esta semana su hijo Edinho, el único descendiente que ha seguido relacionado directamente con el mundo del fútbol y que fue hasta febrero entrenador del Londrina, equipo de la Serie B brasileña.

Texto tomado de DIARIO SPORT