El Manchester City parecía encadenar su segundo triunfo seguido en Premier tras vencer al Crystal Palace. Grealish abrió la lata tras un pase filtrado de Foden y con la tensión de la revisión del VAR por fuera de juego. En la segunda parte Rico Lewis parecía sentenciar el partido pero Mateta puso el 2-1 que hizo sufrir a los de Guardiola hasta el final, cuando un penalti muy infantil de Foden derivó en el tanto del empate de Olise en el 95′.

Los de Guardiola no tardaron en tener la primera. Julián Álvarez remataba de cabeza un centro de Walker. El City volcaba su juego por la derecha, pero poco a poco la banda izquierda se empezó a animar, con un Gvardiol que lo intentó en un par de ocasiones, sin premio.

Rubén Días también lo intentaba desde fuera del área, mientras que Ederson pasó 40 minutos inédito, pero en la primera acción en la que intervino se ganó la amarilla. Pero antes de eso llegó el gol de Grealish. En el ecuador de los primeros 45 minutos Rubén Días encontraba a Foden, y éste filtraba un pase para Grealish, que definía como un killer. Tras una revisión que se extendió a más de 2 minutos, el gol terminó subiendo al marcador. De los (no) fuera de juego más justos que he visto.

Tras el tanto del inglés, el Palace lo intentó por medio de enviar balones a la espalda de una defensa ‘Cityzen’ muy adelantada, pero no tuvo éxito. El City tenía el balón el 75% del tiempo y promediaba un remate cada tres minutos. Por otro lado, el Palace no pisó el área durante 40 minutos. La diferencia era abismal.

Tras la reanudación la tónica era la misma: el City tocaba en tres cuartos de campo con la misma claridad que si lo hiciera en su área. Julián Álvarez marcaba de falta pero el árbitro lo anulaba por fuera de juego posicional de Rodri, clave para evitar la buena visión de Henderson. E inmediatamente después Rico Lewis marcaba el segundo que, esta vez sí, subía al marcador.

TEXTO TOMADO DE MARCA