El 18 de agosto de 2020, cuatro días después del 2-8 contra el Bayern, seis días antes de que Messi mandase un burofax al Barça comunicando que se iba, Leo se reunió con Guardiola. El encuentro, en el piso del entrenador en la Bonanova, empezó a las doce, terminó a las seis y media de la tarde y ambos se ilusionaron en volver a trabajar juntos en el City ese mismo verano. Esta revelación suculenta y significativa la cuenta ‘Déu salvi el Pep’, el nuevo volumen de Martí Perarnau, periodista y guardiólogo de referencia.

El nivel de complicidad con la fuente es tan alto que incluso transcribe frases textuales del diálogo entre Leo Pep, sentados en el sofá. Ambos necesitaban un nuevo estímulo. Messi salía muy quemado del confinamiento estricto, de los “engaños” de Bartomeu, de Setién Sarabia, de los “parches y malabares” y del descalabro de Lisboa. También Guardiola estaba desanimado por la eliminación del City en la Champions, también en cuartos, a pies del Olympique de Lyon (1-3).

Paralelamente, y eso ya no viene en el libro, el presidente del Barça negociaba con los Messi, instándoles a cumplir el contrato, o ofreciéndoles la posibilidad, como con Xavi Iniesta, de jugar en Ligas como Japón, Qatar o China. También Bartomeu llamó a los propietarios de Juventus, PSG, United y City, con quienes mantenía reuniones virtuales para montar la Superliga para que no tantearan a Messi.

Khaldoon Al Mubarak, del City, afirmó que no estaban interesados en el jugador, pero que si tenía la carta de libertad… Lo que no se entiende, entonces, es si tanta era la ilusión de Pep Leo por el reencuentro, ¿por qué al año siguiente se fue al PSG?

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO