José Mourinho, entrenador de la Roma, atendió a los medios de comunicación en su lengua materna tras la victoria ante el Sassuolo (1-2) debido a la polémica generada por sus palabras en la previa del partido, cuando el sábado aseguró que el árbitro Matteo Marcenaro no tenía «la estabilidad emocional suficiente» para un partido de este nivel.

El partido entre Sassuolo y Roma empezó el sábado, cuando Mourinho en sala de prensa declaró no sentirse tranquilo con las elecciones para los arbitrajes de campo y VAR y por sus palabras sobre el italiano Domenico Berardi, al que acusó de juego sucio.

Sus palabras provocaron que la Federación Italiana (FIGC) le abriera un expediente y el técnico setubalense respondiera hoy a las preguntas de la prensa en portugués, al sentir que ha sido malinterpretado por su italiano poco «pulido».

«Quiero dar las gracias al club porque en las últimas 24 horas me ha ofrecido su apoyo y, por tanto, la ‘estabilidad emocional’ que uno necesita para hacer este trabajo. Ha sido una victoria trabajada, sufrida y merecida, porque incluso cuando estábamos en desventaja fuimos mejores. Me alegro por los jugadores», dijo, en portugués, tras el partido a los micrófonos de DAZN.

«Hoy hablo en portugués porque mi italiano no está tan pulido para expresar ciertos conceptos, como el de la estabilidad emocional, que es una cualidad buena y necesaria para rendir al máximo nivel», puntualizó Mourinho.

Además, volvió a referirse a Berardi: «A los que se quejaban (del banquillo del Sassuolo) les digo simplemente que para recibir juego limpio también hay que darlo».

En rueda de prensa, también en portugués, felicitó al colegiado por su labor, una «actuación excelente, mucho mejor que otras» que ha visto. Sea como fuere, a Mourinho le salió la jugada perfecta porque la Roma aprovechó la derrota posterior del Nápoles ante el Inter (0-3) para superarle en el cuarto lugar por diferencia de goles y quitarle la plaza de Champions.

TEXTO TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO