Marketa Vondrousova apuntó desde joven que tenía capacidades de figura del tenis. Número uno mundial júnior, asomó la cabeza en Roland Garros 2019 clasificándose para una final que perdió ante la australiana Ashleigh Barty.

Tenía que ser la catapulta hacia la élite. Fue el comienzo de una pesadilla en forma de lesión de muñeca, que la dejó fuera del circuito durante seis meses. Dos operaciones después, volvió a intentarlo, en una vuelta al camino que guardó otros problemas físicos.

Sana, Vondrousova alcanzó la gloria a los 24 años, como nueva campeona de Wimbledon, la primera de la historia sin haber partido como cabeza de serie. Partió como nº 42 quien fue también ya plata olímpica en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (se disputaron en 2021 por la pandemia), cerrará el próximo top-10 mundial.

Del sueño colmado de Vondrousova a la pesadilla perpetua de la tunecina Ons Jabeur, 28 años y nº 6, que perdió su segunda final consecutiva en Wimbledon, la tercera de Grand Slam incluyendo el US Open de 2022.

La zurda Vondrousova se pudo revolcar en la hierba del All England Club cuando cerró el partido a su favor por 6-4 y 6-4 en 1h.20′. La tercera checa que reina, tras Jana Novotna y la doble campeona Petra Kvitova. La histórica Martina Navratilova, nueve coronas récord, cuenta en el palmarés como estadounidense, si bien forma parte de esa escuela que tantas y buenas tenistas continúa produciendo.

Vondrousova, que se presentó en Wimbledon con un palmarés negativo de 1-4 en Wimbledon y 4-11 sobre hierba, se consagró en una superficie que hasta estas semanas consideraba residual para sus condiciones. Se equivocó. Era una cuestión de oportunidad, de dejarse llevar.

Levantó el preciado y peculiar trofeo, el Ken Rosewater Dish, se embolsó 2.350.000 libras esterlinas, sobre 2.700.000 euros. Y habrá un tatuaje más en sus brazos. De los más especiales.

Estuvo más entera emocionalmente que Jabeur, de nuevo devorada por la presión. Se sentía favorita la tenista árabe, no lo manejó bien. Dominó 4-2, desapareció hasta el 6-4, 1-0 de la checa, con un parcial de 5-0.

Vondrousova desaprovechó un 40-0 para 2-0 en el segundo set, dio entrada a Jabeur, que dudó otra vez cuando se vio arriba en el marcador 1-3. La africana padece mucho en las finales ‘grandes’. Lloró de dolor, frustración. «Será un día duro, pero no pienso rendirme. Volveré», significó entre lágrimas, haciendo un esfuerzo, la tunecina.

«El tenis es una locura», manifestó la nueva campeona de Grand Slam, que recordó que este domingo es su aniversario de boda. Stepan Simek, que conoció a la tenista cuando era su sparring en los entrenamientos, llegó justo a Londres para la final, tras encontra cuidadora para el gato de la pareja, que se quedó en Praga.

Texto tomado de MUNDO DEPORTIVO