Édison Méndez: De casi no poder jugar a ser un histórico del fútbol ecuatoriano

Édison Méndez, histórico del fútbol ecuatoriano, dialogó con el colega Pepe Mera para UN TOQUE DE FÚTBOL acerca de varios temas, entre esos, sus inicios y todo por lo que tuvo que pasar para ser el profesional que es.

Respecto a qué hace actualmente, dijo: «Me sigo preparando en la materia del fútbol, tengo clases 3 veces por semana. Llego al club 7am, se entrena desde 9H30, se almuerza en el club mismo y de ahí se hacen planificaciones. Entonces ya 3 o 4 de la tarde estoy en casa. Me gusta esta etapa de entrenador».

Ya enfocándose en cómo inicio su carrera, respondió: «Soy un niño que salí del Valle del Chota, soy el último de 11 hermanos. Iba a la escuela, luego a los 12 años me fui al Deportivo Quito. Hice categorías menores. Tuve 21 años de carrera profesional».

«Para mí fue difícil ser futbolista profesional. A mis padres no les gustaba que yo sea futbolista. Salía de mi casa y veía la cancha, pero veía a muchos futbolistas que surgieron de ahí. Me costó el doble. Tenía un hermano y jugábamos en el patio, la pelota que recién nos comparon se salió a la calle. Mi hermano sale a buscar, yo también; un carro nos atropelló. Mi hermano de 8 años murió de contado y yo tenía 5, me fui a terapia intensiva. Casi un año me tomó volver a caminar. Para mis padres, ahí murió el fútbol. No me apoyaron hasta que yo demuestre lo contrario», agregó.

Recordando sus momentos en el hospital, añadió: «Claro, yo insultaba a las enfermeras para que me dejen ir pronto (risas). Mi familia iba, me acompañaba… Cuando estaba en PSV (Holanda), yo caminaba en los aeropuertos y sonaba en los filtros, porque esos fierros estaban en la carne. Cuando yo tenía 14 años, ya jugué fútbol de verdad. Pero ahí fallece mi padre, después de unos meses que me fui al Quito. Mi papá sabía a medias esto de que me quise dedicar al fútbol».

«Mi tristeza de perder a mi hermano y papá me lo tomé como una revancha, tenía que valer la pena. Quería dar alegrías a mi madre. Por las noches, por el frío, teníoa mucho dolor. Tenía clavos en las 2 piernas. El Chota es cálido, pero después de los entrenamientos en Quito sí sentía un poco de dolor. Pero eso no me impidió demostrar lo que podía hacer», relató.

También contó: «Los que vinimos de esa camada del Chota sufrimos mucho, por el tema de la comida, la vivienda. Por ahí mi hermano es Policía, ya tenía su trabajito. Entonces me ayudaba a que tenga para el almuerzo. Luego, el Ingeniero Chiriboga sí me ayudó para que tenga qué comer y dónde vivir. En el Deportivo Quito jugué Sub 14 y 16. A los 17 me llevaron al primer equipo».

«Con mi primer sueldo me compré unos muebles de color verde, quería amoblar mi apartamento en Carcelén, mandé cositas a mi mamá. De todo lo que gasté, después no me alcanzó ni para el morocho (risas)», sentenció.

Nota de: Víctor Loor Bonilla

Víctor Loor Bonilla: @victorloorb - Director Editorial en Studio Fútbol | CEO y Fundador de Direct Fútbol | Panelista del programa Futboleros en WQ Radio