Sobre el papel, eran tres puntos los que estaban en juego en el duelo entre el Real Madrid y el Almería. Sin embargo, sobre la cabeza de los jugadores merengues era un trago de confianza y buenas sensaciones para el futuro que, dada su condición de ‘eterno’ perseguidor en esta Liga, resultaba mucho más importante que la victoria. Más aún después del último episodio doloroso vivido en Girona hace tan solo unos días.

Y lo consiguieron gracias a los goles de Benzema, que volvió a firmar un hat-trick, y Rodrygo. Aunque lo hicieron no del todo convencidos pues los dos goles del Almería cuando el partido parecía resuelto no terminaron de despejar del todo las últimas dudas del equipo hasta el final.

El Real Madrid salió al partido como lo hace casi siempre en el Bernabéu: enchufado. Con dos cables de alta tensión por las bandas como Vinicius y Rodrygo y un conector como Benzema, todo llega a la velocidad de la luz. Así, a los seis minutos de partido, Vini firmó una asistencia de gol a Benzema que solo tuvo que empujarla para abrir el marcador.

El francés, ausente la pasada jornada, regresaba al once como Courtois, Tchouaméni o Ceballos y lo hizo con gol. Y no con uno, sino con dos, que más tarde serían tres. Y si el primero se lo sirvió Vinicius, este se lo puso en bandeja Rodrygo después de unos malabarismos sobre la línea de fondo que asombraron al Bernabéu. Entonces el ‘9’ ajustó el balón y puso el 2-0. El tercero llegó tras un penalti provocado por Ramazani sobre Lucas. Clarísimo. Aquello era coser y cantar.

Mientras tanto, el Almería acudía perplejo a un partido en el que no tenía siquiera una pequeña cuota de protagonismo. Se limitaba a la cruel tarea de tapar la hemorragia y lo conseguía aunque no sin demasiada seguridad. En esas, vio un rayo de luz colarse por la rendija de la defensa blanca y lo aprovechó al filo del descanso. Fue gracias a Lázaro que empujó un buen servicio de Ramazani que se desquitaba así de haber cometido el penalti anteriormente.

La segunda parte tendría un inicio raro. No ya por el gol inmediato de Rodrygo en el 47 que se sumaba a la fiesta de Benzema sino por la nueva respuesta de un Almería que entonces parecía ya rendido. Sin embargo, un remate de cabeza de Robertone a centro de Portillo le puso las pilas. A ello también colaboró la mala salida de balón de Toni Kroos. Increíble pero cierto.

Con el marcador aún vivo, el Real Madrid controlaba el partido pero queriendo matarlo. Para ello, Ancelotti introdujo en el campo a Marco Asensio pero el balear se mostró más discreto que de costumbre y no aprovechó el ecosistema perfecto para seguir marcando goles.

Así, el partido murió con un penalti sobre Benzema que finalmente no fue por mano previa del galo, dos disparos a la madera y un gol anulado a Camavinga. El resultado, que fue lo de menos, dejó un equipo, el blanco, que apagó con goles, al menos por el momento, las dudas generadas esta semana y que, ya en la que viene, no pueden aparecer si quieren ganar la final de Copa del Rey.

TEXTO TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO