El Tottenham vive atrapado en el cuento de nunca acabar. En un ‘déjà vu’ constante de temporadas que se van repitiendo. Sin encontrar la regularidad, esta jornada tocó pinchazo en un partido loco contra el Bournemouth y en el que se tradujo lo que es el cuadro spur, un quiero y no puedo (2-3).

Un equipo de dos caras. De jugadores que dan puntos, pero también de los que los cuestan. Y eso se vio en el césped. Porque si Son, autor del gol inicial en el 13′ tras una cesión de Perisic, es diferencial a su favor, Davinson Sánchez lo es en su contra.

El Tottenham empezó dominador ante un Bournemouth que con necesidades en la tabla era consciente que sus contragolpes tenían que ser letales. Y vaya si lo fueron. Atacaron poco los ‘cherries’, pero cuando lo hicieron fue con claridad. Y donde no llegó su calidad, allí estuvo Davinson Sánchez, que entró por la lesión de Lenglet pasada la media hora para tirar por tierra el trabajo de sus compañeros.

Viña fue el autor del empate del Bournemouth pero no habría sido posible sin la colaboración del colombiano, que metió en un marrón a Pedro Porro y este la perdió en campo propio (38′). Y eso que hasta el momento el Tottenham tuvo demasiado balón para lo poco que intimidó.

Pero la ristra de errores de Davinson, que estuvo inseguro en todo momento, no iba a terminar ahí. Iniciada la segunda decidió dar la asistencia esta vez a Solanke, desviando al centro del área, un pecado capital en el librito del buen defensor, un balón controlado por Billing (51′).

No pudo aguantar mucho más Stellini a Davinson, al que cambió por no quedarle más remedio y encima para dar un giro al Tottenham, ya que fue por Danjuma, sumando a uno más en ataque. Y como arte de magia cambió la cosa. Tanto, que el neerlandés, casi en el descuento, encontró el empate justo después de un gol anulado al Tottenham (88′).

Se vino arriba el cuadro ‘spur’, que se fue con todo a por la victoria. Igual hasta demasiado. Estuvo cerca, tan cerca, que descuidó su defensa y el Bournemouth demostró tener todavía reservas de veneno. En otra contra aprovechando a Solanke como referencia, Ouattara dejó de pasta de boniato a todo el Tottenham Stadium en el último suspiro del encuentro (95′).

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO