Gianni Infantino fue reelegido presidente de la FIFA en el Congreso Anual que se celebró en Kigali (Ruanda). El máximo mandatario no tuvo ni siquiera que pasar por el proceso electoral, pues no hubo ningún otro candidato a sacarle de su poltrona. Su nuevo mandato le llevará hasta 2027. Será el segundo, pues el primero no contabiliza al haber llegado entre medias. Eso quiere decir que podrá optar a un tercero que le llevaría a ser presidente hasta 2031.
En este segundo ciclo al frente de la FIFA tendrá ante sí retos tan importantes como la celebración del primer Mundial con 48 equipos, la asignación de la sede del Mundial de 2030 -el del centenario de la primera edición- y la expansión definitiva del Mundial de Clubes que se jugará con 32 equipos a partir de 2025.
“Recuerdo cuando vine a Ruanda por primera vez. Me dijeron: ‘Te queremos mucho, pero no te vamos a votar a presidente de FIFA’. Entonces fui por recomendación al memorial del Genocidio y vi de lo que este pueblo había sido capaz, cómo se había reconstruido después de aquello. Afortunadamente, después, en mi caso, también pude sobreponerme y ser elegido presidente”, dijo ante la audiencia, entre la que se encontraba el actual líder ruandés, Paul Kagame.
Desaprobación
Eso sí, Infantino recibió las críticas y las desaprobaciones de algunas federaciones en una votación que deja de manifiesto que su forma de gobernar casa más con las Confederaciones modestas que con la UEFA, la más potente. Esto se ejemplificó con el veto de Alemania, una de las grandes. También con el discurso de la presidenta de la federación noruega.
El detonante de estas discusiones fue la celebración del Mundial en Qatar, un país que para muchos no respeta los derechos humanos. La FIFA, a cambio, aprovechó para anunciar una investigación definitiva sobre torneos. “El Panel de Derechos Humanos de la FIFA se compromete a llevar a cabo una evaluación del impacto del torneo en los derechos humanos”, comunicó.
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO