El Atlético de Madrid ha hecho varias operaciones en el mercado de invierno. Dos salidas, la más sonada, la de Joao Félix al Chelsea. El jugador luso está cedido en el cuadro londinense, que no tiene opción de compra por él, hasta el final de curso. Su arranque fue prometedor pero frustrante. Dejó buenísimas sensaciones en su estreno ante el Fulham pero también fue expulsado.

Este fin de semana cumplirá el segundo de sus tres partidos de sanción. Todavía tendrá que esperar para reaparecer. El caso es que el cuadro inglés tendrá que hacer varios sacrificios para contar con la joven estrella portuguesa. Por un lado, un esfuerzo económico. En torno a los 18 millones de euros (algunos medios lo cifran en 23 millones) le costará al club inglés contar con Joao entre la tasa de cesión y su ficha.

Pero también tendrá que hacer un sacrificio deportivo, porque con la llegada del colchonero, a la que se suman dos fichajes de peso como el de Badiashile y el de Mijailo Mudryk, el cuadro inglés tendrá que hacer hueco en su plantilla, sobre todo de cara a la participación en la Liga de Campeones.

El Chelsea solo tiene una ficha libre disponible en su equipo de la Liga de Campeones para los tres fichajes. La única forma en que los Blues pueden registrar los tres fichajes de enero es si dan la baja a dos jugadores extranjeros.

Según las reglas, un equipo sólo puede tener 17 jugadores no locales en su equipo de la Liga de Campeones. En su caso, el Chelsea es una auténtica ONU de nacionalidades, con el problema añadido de la llegada de los tres mencionados.

El estadounidense Christian Pulisic podría ser uno de los que saliesen del equipo, puesto que se recupera de una lesión en la rodilla que seguramente lo mantendrá fuera durante los próximos meses. Y faltaría uno. Todo hace indicar que Pierre-Emerick Aubameyang, con el que no se cuenta mucho tras un rendimiento no acorde a lo esperado, podría estar en la rampa de salida. Y eso solucionaría el problema para el Chelsea.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO