El partido transitaba sus minutos finales pero en las gradas el partido había pasado a segundo plano. La gente hacía señas, pedía ayuda, un hincha se descompensó y necesitaba atención médica.
En ese momento Conan, como es su apodo, cruzó la cancha con un desfibrilador en la mano, para llevarle a la gente que intentaba auxiliar a la persona descompuesta.
Los jugadores vivieron el momento con expectativa y angustia.
El partido fue detenido, los jugadores fueron al vestuario y se pudo saber que el simpatizante pudo recuperarse.
TOMADO DE EL GRÁFICO