La afición del PSG abucheó a Messi con contundencia en el encuentro ante el Burdeos. Volvían a jugar en el Parque de los Príncipes tras el ridículo del Bernabéu y la afición la tomó con el equipo, con Neymar y, en especial, con un Leo Messi con quien se cebaron sin piedad a cada balón que tocó. Parecía, por una vez, un jugador rival. En cambio, quién se salvó de la quema fue Mbappé. A pesar que intuyen que a final de temporada se irá a un rival directo sin dejar un euro en las arcas parisinas, al delantero francés se le indultó porque, en la eliminatoria ante el Madrid, estuvo sobresaliente. Metió dos goles y le anularon dos más, por los pelos del VAR.

¿Por qué hicieron a Messi culpable de la eliminación, por encima de Donnarumma o de Pochettino? A Messi le silban porque está muy por debajo de las expectativas de la afición local. Pensaron que fichaban al mejor Messi y se encuentran con un jugador con menos velocidad, menos chispa y mucho menos gol de lo que veían en los tiempos del gran Barça. Los rivales le sacan muchos balones, defensivamente es un pasmarote y, con balón, se ha retrasado a una zona de toque más confortable y menos exigente. Encima, falló el penalti ante el Madrid. Los suspensos que acarrea en la prensa francesa en los partidos de Liga no son casualidad. No es que juegue mal. Es que ya no marca la diferencia y anda muy lejos de ser el líder que pensaron que les llevaría a ganar la Champions. Ficharon el mejor cromo del pasado y se han dado de bruces con la realidad.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO