Entrenar al PSG no es fácil. Atrae, pero cansa. Estimula, y a la vez erosiona. Pochettino no lleva ni un año en el club pero se debate entre continuar o aceptar un cambio brusco de guion y marcharse a Old Trafford. El United le quiere después de echar a Solskjaer. A él, que tiene a la familia en Londres, valora la idea de volver a Inglaterra. Aún no ha decidido nada, pero no cierra la puerta a un escenario que puede causar un terremoto en París.

Pochettino no le pudo decir que no al PSG en enero. Subirse a un tren en marcha comporta su riesgo, pero a veces hay que asumirlo. Sobre todo si uno tiene a Neymar y a Mbappé. Y después, aunque de forma inesperada, a Messi. Un club al que solo le solo vale ganar. No hay tiempo ni paciencia. Y la única recompensa parece la Champions. A pesar de que públicamente no pone ninguna pega, al entrenador argentino le consume saber que se juega todo a una carta.

En sus últimas declaraciones a The Guardian fue claro y preciso: “Hubiera sido más fácil esperar a otro trabajo, con menos presión, en el que poder construir algo a largo plazo, pero nos van los retos”, apuntó. Pochettino no engaña a nadie. Hay que leerle entre líneas. Le gusta hacer crecer a un equipo en base a sus ideas. En el PSG, en cambio, gestiona como mejor sabe a un vestuario que parece programado para cumplir con las expectativas en Europa. Y ese camino puede torcerse en cualquier momento.

El United, como tampoco anteriormente el Tottenham, no le plantea los quebraderos de cabeza que tiene en el Parque de los Príncipies: “Gestionar la competencia entre dos monstruos, Donnarumma Keylor Navas, no es agradable. Y tener siempre contento al tridente tampoco. ¿Realmente quiere tomarse el tiempo para hacer encajar todas esas piezas”, reflexiona el diario Le Parisien, que además confirma la fría relación que existe entre Pochettino Leonardo.

No parece claro que el argentino pueda abandonar el PSG de la noche a la mañana, pero el club tiene un plan B. Las dudas en torno a su entrenador no son de ahora sino que se remontan en el tiempo en vista de que el equipo no ha maravillado como se esperaba. Y en ese sentido subyace la figura de Zidane, accionista del club, embajador del Mundial de Qatar y buen amigo de Mbappé. Lo tiene todo. Al PSG le gusta. La salida de Pochettino, sin embargo, no se puede dar por sentada.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO