La operación retorno de Miralem Pjanic a la Juventus lleva ya muchos días en ‘stand by’ y, a menos de dos semanas de cerrarse el mercado de fichajes, sigue bloqueada por un trámite previo que el club turinés no ha podido solucionar todavía: la salida de Aaron Ramsey. El problema es que el centrocampista galés tiene una ficha elevada, siete millones de euros, la cuarta más alta en Turín, y ese obstáculo dificulta la aparición de posibles destinos para él, incluso en la potente Premier League. Pjanic, que no cuenta para el Barça un año después de su llegada, sigue a la espera porque sabe que Massimiliano Allegri, técnico de la Juve, no se ha olvidado de él. Ni siquiera el flamante fichaje de Manuel Locatelli ha borrado al centrocampista bosnio del Barça de los pensamientos de un entrenador que sacó un gran provecho del medio en sus cuatro temporadas conjuntas en la ‘vecchia signora’.
Locatelli no excluye el fichaje de Pjanic. En todo caso, lo que dejaría fuera de la Juve al azulgrana es el ‘caso Ramsey’. El internacional italiano de 23 años pasó este miércoles el reconocimiento médico previo a su fichaje por la Juve, que tras una ardua negociación con el Sassuolo llegó a un acuerdo para concretar la operación. Su llegada configura una Juventus italianizada que entronca con la tradición exitosa del club, en los ochenta con los Dino Zoff, Gaetano Scirea, Antonio Cabrini, Claudio Gentile, Marco Tardelli y Paolo Rossi, la de los 90 con Angelo Peruzzi, Roberto Baggio, Fabrizio Ravanelli y Gianluca Vialli o la del cambio de siglo con Gianluigi Buffon, Fabio Cannavaro, Gianluca Zambrotta, Mauro Camoranesi y Alessandro del Piero. Locatelli se une a la legión italiana que ahora conforman Giorgio Chiellini, Leonardo Bonucci, Federico Chiesa y Federico Bernardeschi.
TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO