Lampard tiene pie y medio fuera de Stamford Bridge. El entrenador británico agotó anoche el poco crédito que le quedaba en un Chelsea que se ha desplomado. Caer en Leicester solo fue la gota que colmó el vaso: “Muchos jugadores no estuvieron a la altura”, comentó tras el encuentro, otra frase que contextualiza la fractura que hay en un vestuario que parece haber dimitido, cansado de las órdenes de un Lampard en apuros, más cuestionado que nunca en Londres.

Ser un icono en Stamford Bridge le ha servido para arañar algo de tiempo, pero Abramovich ha acabado por perder la paciencia. El Chelsea tiene una academia envidiable y recompensó a Lampard por el buen trabajo de la temporada pasada con un cheque en blanco en verano: llegaron MendyThiago SilvaWernerHavertz Ziyech. No hubo otro club en Inglaterra que operara tanto en el mercado como el cuadro de la capital, que apenas ha aprovechado todo el talento importado.

Sin embargo, Lampard no se cansa de pedir tiempo a la vez que descarta al equipo como candidato a la Premier, argumento que no compensa ni satisface en Londres. El Chelsea, que ha crecido a golpe de talonario, no puede permitirse otro año en compás de espera. A diferencia de Klopp, justificado a pesar de no ganar nada en sus primeros años en Anfield, Frank carece de la reputación del alemán, que llegó a Liverpool avalado por su etapa en un Dortmund al que hizo campeón de liga en dos ocasiones.

Y este Chelsea, por más prórroga que pida Lampard, no apunta buenas maneras. No le ha ganado a ninguno de los rivales directos esta temporada. Empató con el United y con el Tottenham y perdió frente al City, al Liverpool, al Everton y ayer al Leicester. No vive demasiado lejos de la zona noble pero no transmite la sensación de pueda acercarse pronto, en crisis y con el vestuario reñido con un Lampard que tiene las horas contadas. El club empieza a moverse y Tuchel aparece como relevo favorito.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO