Cuando Gianni Infantino accedió en 2016 a la presidencia de la FIFA, se daba por hecho que su mandato, por lo menos, iba a ser más trasparente que el de su antecesor, Blatter, el cual tuvo que verse envuelto en investigaciones judiciales para ser cesado del cargo.

Tal fue la esperanza de una nueva era en la FIFA que Infantino llegó entonces a comentar que, bajo su mandato, la FIFA volvería a ser respetada y que quería ser “el presidente de todos para volver a poner el fútbol en el centro de todo y que esta organización sea un ejemplo”.

Pero es que, meses más tarde, fue más allá y llegó a señalar que: “¡Nunca más! Lo que ocurrió en el pasado no puede volver a ocurrir. Ya nadie habla de reconstruir la FIFA desde cero, nadie habla de corrupción. De lo que se habla es de fútbol”.

Unas declaraciones que ahora, envuelto el propio Infantino en un proceso judicial por unas reuniones extraoficiales con un fiscal que, a su vez, ha renunciado a su cargo, se le pueden volver en su contra si es que el proceso prospera y se decreta que debe pagar por ello.

TOMADO DE MUNDO DEPORTIVO